En épocas
difíciles es cuando
descubrís tesoros que,
de otra manera
nunca detectas, pues
no son necesarios.
Están, pero no
les descubrís el
potencial. Tesoros Humanos,
personas, gente linda,
desde adentro, hacia
afuera.
Y si
soy yo, tiene
que, haber Judo.
Y si estoy tristón y
desanimado, me sumerjo
en el Judo.
Porque el Judo
no empieza ni
termina en el
tatami, en el
Dojo. Aunque personalmente, necesite
sudar el Judogui
para conseguir Paz
y Armonía; cuando
eso no es
factible, por las
razones que, sean;
escribo o hablo
de Judo. Como
me cambio, como me
ayudo, como me
dio de comer,
como me abrió,
las puertas, de
un nuevo País. De cómo
me trajo un montón de amigos
que, ahora se
han ido. Y
de otros temas
de actualidad en
el Judo. Judo,
Judo, Judo, en
un aparente monologo
monotemático pero sin
serlo.
Entonces dedico
muchas horas a
escribir, leer algo,
escuchar música conocida,
olvidada, rescatada y
nueva completamente. Y
a chatear, claro.
También veo videos,
jajajajajjajajja, de Judo
la mayoría, de
distintas calidades, jejejejejejjejejej. Y
aprendo cosas, variadas.
Voy a
destacar, especial y enfáticamente
a
dos personas. Ambas
son Sudamericanas, debe
ser por aquello
de los códigos,
pero no lo sé. La
primera, es ella,
llego a las
costas de mi
vida de puro
rebote, cual madero
de un naufragio;
pudo no arribar
nunca. Pero esta
y tiene la
firme intención de
quedarse. Nunca hizo ningún
Arte
Marcial, desconoce ese
mundo por completo
y ¿saben qué?
Tiene más Bushido,
mas Budo dentro
de ella que,
muchos que, llevan
toda la vida
pisando tatamis. Tiene intuición
para
medir exactamente el
estado de ánimo,
lo hace a través
de
unos caracteres en
una pantalla; esta
mujer, entrenada, seria
letal en combate.
Sabe elegir perfectamente,
la foto adecuada,
acompañada de la reflexión justa,
en cada momento.
Y cuando tiene
que, provocar una reacción, ,
se desmarca mandándome un Samurái, con
toda la intención aviesa,
de hacerme saltar,
como una pelota.
Dejaremos un manto
oscuro cubriendo su
identidad, es muy
celosa de su
intimidad, le respetaremos
eso. Muchas horas aguantándome
la
cabeza.
La otra
persona es un
hombre. Judoka. También
llego a mi
vida rebotando, internet
y Facebook manejan
extrañas circunstancias. No
le pregunte si
le importa o
no cuidar su
identidad, baste decir
que: Es soldador
Homologado en 6
g. La categoría máxima en
soldadura. Digamos que,
habla de sus
dos perlas, dos
niñas de siete
años, con amor; les está
enseñando, los primeros
pasos en el
Judo y está
decidido y convencido
en hacerlo como
se debe. Con
él, es fácil,
nos une el
Judo. Me enseña
cosas que, ignoraba,
me apura con
preguntas fáciles y
me equivoco, como
un chambón. Me recomienda
libros,
me manda los
enlaces, me manda
videos de Judo, música
y
charla conmigo, de
todo, de nada,
de Judo. Muchas
horas aguantándome la
cabeza.
Ninguno de
los dos tiene
porque hacerlo, ni está obligado.
Nunca me vieron,
no saben quién
soy y han
llegado en mala época
a
mi vida pero ahí
están,
firmes, cada día.
Por eso hoy pensé
en
escribirles, dándoles las
gracias y hacerlo
así, de sopetón,
que, se lo
encuentren, sin esperarlo,
ni imaginarlo. ¡Gracias
a los dos!
Nunca me permitiré olvidar
esto, por lo
menos, mientras mantenga
la cordura.
Dos tesoros,
una mujer y
un hombre, renovando
mi confianza en el género
humano y en
el valor de
la amistad, cualquiera
sea la forma
en que, la
misma se manifiesta.
Solo tengo
una certeza chicos: la
muerte me alcanzara.
No prometo nada,
procurare abrazarles a
los dos, antes
que, eso ocurra.
¡Gracias!