Ayer han
vuelto a decirme
Sensei y no
dije que no
lo era. Y
eso es porque
amablemente, un Judoka
Chileno me ha
explicado que significa
Sensei y ahora
que lo sé,
puedo aceptar que
me digan que lo
soy,
puntualmente lo soy,
porque entiendo perfectamente
el significado.
Pero lo
que quería contar
es otra cosa.
Sensei Taihei Ori,
es un Sensei
Japonés que visita
Canet por segunda
vez y todos
le conocen a
fondo o creen
conocerle. Habíamos terminado
la clase y
cada uno se
iba yendo, yo
estaba agarrando mi
mochila para ir
al vestuario cuando
veo a dos jóvenes que
saludan al Sensei
de lejos y
con la manito.
Les llamo, me
acerco al Sensei
y les muestro
como debe saludársele,
lo hacen correctamente
y uno me
pregunta que hacen
conmigo. Nada, váyanse
tranquilamente le digo.
Insisten y les
aclaro que yo
nunca llegare a
ser como el
Sensei, ni a
saber de cerca
tanto Judo. Esas
dos comadrejas me
saludaron como acababan
de hacer con
Sensei Ori y
se dispusieron a
irse, al llegar
a la puerta
del Dojo, se
giraron y mirándome los dos, saludaron
correctamente. Me dejaron
con una sonrisa
boba colgada en
la cara. Pero
me quede muerto
cuando mis ojos
se cruzaron con
Sensei Ori que aplaudía
en
silencio y afirmaba
con la cabeza.
Seguramente Darío de
Nalda se los ha dicho
infinidad de veces,
sin éxito, puede
que anoche tampoco
lo hayamos conseguido,
pero me juego
mi escasa habilidad
técnica en Ne
Waza a que en un
futuro esas dos
comadrejas, hombres ya,
se descubrirán haciendo
lo mismo con
los niños y
jovencitos del Dojo
en que entrenen.
Y un niño
que es educado
en un Dojo, será
educado
en su vida
diaria y eso
como mínimo, hablo
de mínimos y de que eso se está haciendo
en muchos Dojos,
enseñar Judo que
no es otra
cosa que ser Educado, Amable,
Cortes, Disciplinado y
tantas otras cosas;
lamentablemente en otros
lugares se enseña
solo a ganar
pervirtiendo el sueño
de Jigoro Kano.
Es un
trabajo de largo
aliento, en silencio
y a oscuras
donde no siempre
se cuenta con
el apoyo necesario,
donde se suele
perder dinero o
lisa y llanamente
ponerlo del propio
bolsillo. Muchas veces peligran
los matrimonios o se rompen
de los Profesores,
tan volcados en
sus alumnos y dedicándoles
tanto
tiempo. Pasa en mas
Países, no es
una situación exclusiva
de España. Y
ciertamente se rescatan
niños perdidos, se
les reconduce, se les da
un horizonte y
herramientas y lo más hermoso
de todo esto,
es que anoche,
uno de esos
niños que necesito
mucho Judo para
salir adelante, estaba
dando la clase
y al final,
exigiéndoles a las
dos comadrejas que
hicieran las cosas
como es debido.
Los círculos en
Judo cierran, lleva
años que pase
y trabajo y
esfuerzo y lagrimas
y superación pero
con el tiempo
cierran.
Un abrazo
grande a mis
Senseis, que cuando
yo era la
comadreja, se ocuparon
de enseñarme a
ser un Judoka,
convencidos de que
cuando las décadas pasaran,
seria yo quien enseñara. Otro
misterio del Judo,
a nadie se
rechaza, a todos
se les enseña
y hasta los más difíciles pasan
a ser apuesta
de futuro, de
continuidad.