Hace varios
años, un compañero
de Judo, que
tras esforzarse bastante,
había salvado el
examen de Cinturón
Negro me hizo
muy serio una
pregunta. Por ser
él quien era,
por haberse esforzado
mas allá de
lo esperable y
haber conseguido un
nivel técnico más
que aceptable pero
una fuerza mental
y espiritual que
compensaba cualquier defecto
técnico; por ser
quien era, pare
el Randori y
conteste lo mejor
que pude sus
dudas. El había
conseguido proyectarme y
de tal manera
que se consideraba
que me había
ganado, en un
entrenamiento se sigue,
de haber sido
un Campeonato, el había vencido
claramente. Tocaba seguir
entrenando pero la
pregunta le quemaba
el alma, quería
saber, era el
momento de preguntar
y escuchar que tenía que
decir ese loco
a quien respetaba,
quería y puede
que admirara.
-¿Por qué te
reis cuando te
proyecto? Que te rías cuando
nos proyectas, eso
lo entiendo, que sea cuando
caes, se me
escapa completamente. Acabo
de darte una
buena, no has
parado de reír
desde el suelo
hasta pararte y
ponerte en guardia
y encima se
que vendrás a
buscarme sin rencor,
sin venganza y
sin piedad.-
-Rio porque
disfruto mucho, por
vos, por mi
y por mis Senseis. Yo sé lo
que cuesta cazar
a alguien que
hace lo imposible
y mas para
no ser proyectado
y se exactamente
el trabajo que
da llegar a
conseguir, a pesar
de todo, proyectarlo.
Vamos a un
costado, acá molestamos,
este es buen
lugar. Cuando alguien
lo consigue, vos
u otro, yo
me alegro, me
siento bien, disfruto.
Ahora bien, no
siempre me rio
cuando proyecto.-
-No. Solo
cuando conseguís engañarnos
tanto que la técnica
con
la que nos
sacas jamás la
vimos ni adivinamos.
Y esa risa
es mas espuela
que burla, es
decirnos que no
podemos ser tan
bananas, aunque en
verdad, no seamos
para nada bananas,
sos muy bueno.-
-No soy
tan bueno, juego
con tus debilidades,
aprenderás y se
me terminara el
juguete. Te lo
dije hace años,
llegara el día
que tendrás que
cuidarme, como yo
vengo cuidándote todos
estos años, poniéndome a
tu nivel, un
poquito por encima
y dándote palos,
para avivarte. Si
nadie te exige
no creces, no
mejoras. Cuando sea veterano, tendrás
que aflojar y
dejarme trabajar o
no podremos hacer
juntos.-
-Me propasare,
abusare del anciano.-
-Es una opción, y será
tu
elección. El anciano
tendrá mucho que
enseñarte y además
no creo que
pierda ese espíritu indómito,
te hará morder
el polvo cada
tanto, si le
castigas dejara de
enseñarte y no
se pondrá contigo,
te pregunto: ¿Quién perderá más?-
-Yo.-
-Otro turno
de Randori, repitamos
haber si te
cazo otra vez
de lo mismo.-
-Ni loco,
antes muerto.-
Empezamos otro
Randori y me
dedico a marearlo,
hago cualquier cosa
menos lo que
le dije que haría, no
le dejo trabajar
a gusto y
cuando se que lo tengo,
ataco y lo
proyecto, la caída es
brutal para quien
no sea Judoka,
para él es una caricia,
mera palmada. Acostado
en el suelo,
recoge una pierna,
me mira y
rompe a reír
a carcajada limpia,
no puedo ni
quiero evitar contagiarme,
me arrodillo y
espero que él también
lo
haga. La clase
ha parado, todos
miran lo que
hacemos: compañeros, Profesor,
Padres y Madres,
hermanitos y hermanitas ;
no entienden todos
lo que pasa,
para ellos yo
he derribado a
mi compañero y
le saludo ceremoniosamente. La
clase ha terminado,
tras saludar nos
quedamos un ratito.
-Así disfrutas
siempre, caigas o
proyectes.-
-Exacto, no
solo festejas tus éxitos, también los
de los demás.
Y cuando te
reis de tu caída, tu
ego se hace
chiquito, la humildad
crece, la violencia
y la agresividad
se atemperan, seguís estando
en equilibrio aunque
te levantes dispuesto
y así deba
ser, a proyectar
al otro. En
verdad, cualquier combate
es contra ti
mismo, el compañero
solo te ayuda,
sirve para darte
un soporte, tipo
espejo.-
-¿Quien te
enseño?-
-Los Senseis
de los que
siempre hablo, sabían mucho
y se esforzaban
en hacernos aprender.-
-¿Te pareces
a ellos?-
-Difícilmente. Me gustaría
pensar
que si, ellos
y yo sabemos
desde que carencias
arranque, dudo mucho
que lo consiga
pero eso no
quiere decir que
no lo intente.-
-Me gustaría conocerles.-
-Y a ellos conocerte,
tendrían muchas preguntas
sobre mí que
hacerte, querrían respuestas
verdaderas, sin sacar
ni poner.-
-¿Preguntas sobre
vos?-
-Claro, querrán saber
si se equivocaron
conmigo o si
en caso de haber acertado
adonde llegue, adonde
me encamino. Si
miento en el
tatami o a
ustedes, si te mentí alguna
vez sobre cualquier
cosa. Si tengo
paciencia, si soy
exigente, si se
cuando aflojar, si
se bien quien
puede dar qué
cosa, y más
preguntas.-
-¿Te preocupan
mis respuestas?-
-Ni las
tuyas ni las
de ninguno de
vosotros, tengo un
truco que uso
y sé que
las respuestas les pondrán
contentos.-
-¿Qué truco?-
-Les imagino
acá, en el
tatami observando en
cada clase, les
invoco y les
traigo entonces no
me queda otra
que hacerlo mejor
que bien, mis
Senseis me observan
con lupa, jamás me
felicitaran si lo
hago bien, serán demoledores
si meto la
pata.-
-No creo
que eso pase
en ninguna circunstancia, estén ahora acá o
no, vengan o
no a observarte,
todos ellos saben
hace años que
serias de los
buenos, de lo
contrario jamás te habrían
dejado
llegar tan lejos.
No habrías aprendido
todo esto, ni
cerca. Gracias por
ser tan buen
compañero, sos mas
hermano mayor que
otra cosa; pendiente
de los detalles,
aunque no lo
parezca.-
-Acá son
todos hermanos y
hermanas. Es Judo.
Es como debería ser
en la Vida
y lamentablemente no
lo es.-
-Vámonos que se hace
tarde.-
-Vámonos.-