Rafa esta
atrancado en quinto
y nada indica
que eso se
vaya a resolver,
ni a corto
ni a ningún plazo.
Le ha tocado
el Liceo numero
3, El Dámaso Antonio
Larrañaga, conocido como
el Dámaso. Sentado
en su pupitre,
en segunda fila,
en la primera
solo van los
tragas y hasta
hace nada, se sentaba en
la última, con
los demás desechos;
espera a descubrir
quien le torturara
en Dibujo, carece
de expectativas y anhelos ni
siquiera siente curiosidad.
Para matar el aburrimiento, lee
a Isaac Asimov,
esta con: Yo Robot.
Huele el perfume,
sutil, femenino pero
nada dulzón, levanta
los ojos y
descubre una mujer
delgada, pasados los
cuarenta, pelo en
media melena, pollera
larga, buzo largo,
caído y un
pañuelo. Piensa que esta
excelentemente vestida, como
para que no
se le note
y le gusta.
Sus ojos chispean
cargados de vida,
tienen emoción, esperanza
y subyace en
ellos, una nota
de dureza, la
que necesita cualquiera
que trate con
adolescentes y quiera
enseñarles lo que
sea. Se presenta
como Cristina Aguilar
y se pasea
por la clase
haciendo preguntas personales
a los alumnos,
lo hace con
suavidad, es el
primer intercambio de
golpes y no
quiere que nadie
descubra la clase
de tramposa taimada
que es. Les
va a hacer
dibujar como esclavos
y alguno terminara
amando la Pintura,
el Dibujo y
las Bellas Artes
en general, ese es su propósito
y
no va a
avivar a nadie.
Se para junto
a Rafa y
estira la mano,
sin decir nada
y recibe el
libro, después de
saber de qué se trata,
sus ojos buscan
los del alumno
y los dos
saben que será a
muerte, y que
Rafa da por
perdido el curso
y le importa
una mierda. Ella
no quiere romper
la mirada pero
ese demonio no
va a bajar
la suya, claudica
risueña, de acuerdo
hombrecito, de acuerdo,
será a todo
o nada y hoy empezare
a derrotarte. Camino
del escritorio, cambia
su estrategia, su
instinto le dice
que hay que
poner todo en
la parilla y
lo pone. Próxima
clase deberán traer
una autorización para
ir al Museo Nacional, sin excusas, informa.
Les dijo en
el bondi que
cada uno mirara
lo que quisiera,
eran libres de
recorrerlo a su antojo, menos
Rafael, vos conmigo.
Rafa levanto la
vista del libro,
otro diferente y
le clavo esos
ojos marrones tan
expresivos y creyó
leer en ellos
una advertencia, pero
era poco más
que un niño
y ella una
mujer bien grande,
desecho los fantasmas
decidida. Fue educado,
amable y honesto,
la Pintura lo
dejaba frio, no
le decía nada,
pero Cristina le había visto
leer, devoraba los
libros, se los comía y
le había observado
en el patio
y en la
calle y con
sus compañeros, se
llevaba de cine
con las chicas
y hasta los Policías de
la puerta charlaban
con él, distendidamente; entonces basada
en todo eso creía
que
podía conseguir que
dibujara, solo había
que motivarlo, para
eso estaban ahí. Joaquín Torres
García, José Cuneo,
Juan Manuel Blanes,
Pedro Figari, Rafael
Barradas, Carlos Páez
Vilaró….Cristina perdió la noción del
tiempo, de con
quien estaba, hablo,
explico y desnudo
su amor profundo
por esos Pintores.
Se le arrebolaron
los cachetes, le
dio calor y
se saco abrigo,
Rafa cargaba su
bolso, su abrigo,
su pañuelo y
su saquito; ella
gesticulaba y no
dejaba de hablar.
En la puerta
del Museo esperando
a los rezagados
su mirada se
cruza con la
de Rafa, el
respeto que le
lee no estaba
antes, desea con
toda su alma
haberlo conseguido. En la
siguiente clase le
dice a los
alumnos que pinten,
lo que quieran.
Rafa se levanta
y sale, lleva
la tabla y
los útiles, se
sienta en el
corredor y dibuja
sin parar las
dos horas, guarda
todo antes de
entrar y Cristina
no sabe que
ha dibujado. Tiene
que esperar a
que se lo
entregue y el
muy desalmado lo
mete entre otros
y lo descubre
en casa, llora
emocionada. El Dibujo
tiene muchos defectos
pero se ha
hecho desde el corazón, trasmite,
esos trazos rabiosos
o esos suaves,
hablan a gritos.
Sera el primero
pero no el
ultimo, Rafa dibujara
con ahincó poniéndole el alma, a
cada trazo, raya
o acuarela y
los dos saben
que es un
homenaje, para ella,
de un descastado
irreverente, que aprecia
cuando alguien ama
algo. No es
por la nota
ni salvar el
año, es por
Cristina y para
Cristina. Y un
poquito por exorcizar a Rafa.
Rafa le entrega
dos dibujos y ella
le
dice que faltan
dos, si los
entrega tendrá más
nota. La sonrisa
en esa cara
de pillo, puro
diente y ojos
chispeantes la desarma.
-No dibuje
nada por la
nota. Nadie me
hizo dibujar tanto
ni esforzarme tanto
al hacerlo. Nunca
olvidare a la
mujer que entusiasmada,
trataba de hacerle
entender, a un
ignorante, algo de
Pintura. Usted gano,
yo perdí, es
muy buena enseñando,
trasmitiendo el amor
a la Pintura,
al Arte en
general. Consiguió que
dibujara, merece una
medalla. Cuídese Profe
y no pierda
esa frescura ni
las ganas por
muchos imbéciles como yo, que
caigamos en sus
clases.- Dos besos
por sorpresa y
a traición le
queman en los
cachetes, mira la
espalda de ese
alumno modelo que
lo ha sido
por respeto a
su amor a
la Pintura y
sale corriendo, lo
alcanza justo en la puerta
y lo abraza
como al hijo
que pudo tener
y nunca tuvo.
-Gracias. Has
sido muy amable
y considerado y
no pensabas serlo
la primera clase.
Fue un honor
Rafa, no sabes,
no imaginas cuanto,
tenerte en clase,
haciendo preguntas imposibles
y dibujando como
un poseso, a
pesar de tus
limitaciones. Gracias por
darme el crédito,
gracias por apoyarme
con tus compañeros
y gracias por
ser un hombre,
no un imbécil y
tampoco un ignorante,
un hombre. Los
hombres y las
mujeres tienen convicciones
y amores, vos
sabes de los
dos. Cuídate mucho,
pórtate bien y
se amable siempre
que puedas.- Dos
besos de Cristina
y Rafa se
va a su
casa.
Cristina guarda
todos los dibujos
de Rafa, han
pasado casi 25
años, cada tanto
se sirve una
copa de vino y los
disfruta. Están cargados
de rabia, desesperación, fuerza,
salvajismo, frustración, desamor,
amor, ternura y
soledad. La conmueven,
son la obra
de alguien lleno
de intensidad que
carece de estilo ni técnica
pero
consigue un resultado
formidable. Recuerda a
Rafa inclinado sobre
la tabla, las
espaldas de luchador
contraídas, esas manos
enormes, acariciando los lápices, supuso
que esa era
la misma determinación con
la que enfrentaba
la vida, la
misma que uso
para hacerla feliz.
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