Hay una
cosa cierta, si
mi adversario, hace
exactamente, lo que intuí, que haría, lo
más probable, es que, lo
derribe y con
facilidad. Por supuesto,
que intuir, que hará, no
es fácil, requiere
experiencia, trabajo, mucha
practica y tener
las muñecas, enseñadas,
para servir de
antenas y captar,
lo más rápido
posible, los movimientos
que, hace el
otro, traducirlos y
darnos la información,
que permita intuir,
anticipar. Si el otro,
me supera, en técnica y además, cuenta
con alguna otra
ventaja, dejarle intuir,
mi próximo ataque,
es estar condenado
al fracaso; si
somos parejos, no tendría ningún
problema, si soy dúctil y
combino, vieja aspiración
de los Senseis,
que sabían y
saben, que las
combinaciones, abren las
guardias. Hay muchos
supuestos, que no
describo, usen la imaginación; quería
simplemente, referirme, a
ciertas técnicas, a
las que suelo
recurrir, cuando, enfrento
a gente superior
o cuando alguien,
está consiguiendo pararme
y anularme, por
completo; entonces, les
hago, alguna de
esas, técnicas, que
comentaba y los
dejo pasmados, aunque,
no los derribe,
porque, aun, fallando,
el potencial, se
nota. Cuando todo
hace pensar, que
voy por la
zurda, incluido mi
agarre y la
postura de mi
cuerpo, simplemente, ataco,
por la derecha,
sorprendiéndoles y por
lo menos, en una, consiguiendo,
generalmente, un derribo,
con una combinación
instantánea, por el
otro lado, pero
que solo funciona,
con adversarios iguales
a mí, esa
con gente grande,
no me funciona. Hay dos técnicas, que
uso de esta
manera: 1- Ko-Soto-Gake. Agarrando
por la izquierda
pero usando, la
pierna derecha, para enganchar. Linda,
incluso, con algún
compañero grande, ha
funcionado. Y 2-
De-Ashi-Barai. La ataco
de izquierda, con
las dos manos
agarradas o solo
la izquierda en
la solapa derecha
y también, la
ataco de derecha,
con la mano
derecha, agarrada alta,
no a la
solapa y tampoco,
solo, agarrando con
una mano, por
ese lado, no
consigo barrer, a
una sola mano.
Es muy habitual,
que cuando agarro
de zurda y
normalmente, contra diestros,
me atrasen la
pierna derecha, entonces,
cambio a agarre
diestro y adelantan
la pierna derecha
y es ahí,
que los barro,
con mi pierna
izquierda, consiguiendo muchos
derribos. Los
barridos, los hago
más, los tengo
trabajados y me
resultan efectivos, la
otra es puro
recurso aunque se
presenta la oportunidad,
porque suelo atacar
un Ko-Soto-Gake, feo,
desde lejos y
nada ortodoxo, que
solo suele provocar
una caída de
costado, muy rara
vez un ippon
y eso hace
a mis compañeros,
estar precavidos, vigilándome
y atrasan, la
pierna derecha, dejándome
la izquierda, servida,
para mi ataque,
que es alto, buscando cerrarles
bien y desequilibrarlos perfectamente. Muchas veces,
fallo, al intentar,
estas u otras
cosas, buscando salirme
del guion, sorprender
al otro; hacerle
intuir, creer una
cosa y que
resulte otra. Algo,
que no es
para nada fácil,
de conseguir, pero
si muy divertido
de intentar y
perseguir, es como
cuando, empezaba a
intentar, hacer las técnicas de zurda; de
la nada inicial,
a empezar a
ver, que te
volves efectivo, resulta
placentero, te estás
superando y lo
notas, sos consciente
y de ahí,
el disfrute. Hoy
voy por los
dos lados, por mi
lado malo, muéranse,
soy más técnico,
perfeccionista y por
mi lado bueno,
bastante más fuerte,
contundente; aunque no
le gano un
combate ni a
mi hija de
nueve años, que
no sabe Judo.
Probablemente, esa
dualidad, me permita,
intentar, cosas raras,
por poco vistas;
porque hago otras,
que no describiré,
porque no sé
ni cómo empezar
y algunas, las
hago y no
me pidan, que
ni siquiera, les
diga, que serian.
Siempre, buscando engañar
a mi adversario,
generalmente un compañero,
que me conoce
a fondo, se
sabe de memoria,
mis agarres, posturas,
como camino y que ataco,
según este cansado,
fresco, motivado, contento
o sintiéndome miserable.
O si estoy
clarividente, sabe perfectamente, que
intentare y es,
contra estos compañeros,
que se aprende,
a engañar al
adversario. Y por supuesto,
entrenando mucho e intentándolo, intentándolo,
intentándolo, hasta que
sale. Algunas cosas,
salen antes, que
otras y muchas,
se muestran esquivas, como
si jamás, fueras
a desentrañarlas, pero
la única manera,
de conseguirlo, es
transpirando el Judogui,
ahora, que llego
el calor, más todavía.
Sospecho, que
ciertos movimientos, combinaciones, recursos
y tácticas, que
uso y creo,
que llegue a
ellas, yo solo; están en
mi arsenal, fijadas
por los Senseis
y que simplemente,
cuando fue el
tiempo, cuando entrene
lo bastante, afloraron,
como una herencia
establecida, para mí
y cualquiera que
pasara por sus
manos, solo si éramos capaces,
de transpirar, lo
necesario. Básicamente,
porque soy limitado
y se me
ocurren cosas muy
raras, como engañar,
empujar, si me
estiran, estirar si me empujan;
atacar, por el
lado, que no
toca, con determinado
agarre; entrar Sumi-Gaeshi,
dándoles la sensación
de que, no
pasara nada y
cuando creen, que
me pararon, sacarlos
volando, inclusive, pesando,
bastante más, que yo.
Esa
me da un
placer inmenso, las
caras de pasmo,
las preguntas, queriendo
averiguar, donde está
el truco, la
magia y las
caras, cuando lo
explico y ven
que, es una
sutileza, es un
detalle técnico, ínfimo
y determinante. Precioso,
en su simplicidad
y de una
efectividad sublime. No
sé, es demasiado
avanzado, para ser mío, tienen,
que ser ellos,
haber sido ellos,
en su día, algunas cosas,
las hacían, se las
vi, me las
hicieron, pero otras,
ni idea. ¿Habrán
sido los primeros
en engañar? ¿En
el arte sutil
de ser dúctil
y amoldarse a
lo que, tenes,
en su caso,
en el pasado,
poco tiempo y
material defectuoso y
en el mío,
hoy: hambre de saber,
entender y perfeccionar
todo, lo que,
lo amerita? Sigue siendo
un combate. En
el pasado, me
saco de alguna,
indemne, en situación
de riesgo físico
y aunque, solo
sea, por eso,
practico y busco
engañar, a mi
adversario, que no pueda, intuir
ni mucho menos, saber,
por donde le
llegare. Siempre, que se
presenta, la oportunidad,
resuelvo, con algo
fuera del guion
y mientras, pulo
y pulo, mis técnicas, hay
mucho trabajo atrasado,
¿para qué les
voy a engañar?
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