Mi vida es
Judo. Seguro que
provocare carcajadas y
cierto Sensei, se
desmayara de la
risa; me cuesta
ceder, me cuesta
esforzarme, me cuesta
ser sacrificado, me
cuesta ser honesto,
me cuesta empatizar
con los demás,
me cuesta cuidar
y proteger a
los débiles, me
cuesta ser puntual,
me cuesta compartir,
me cuesta ser
disciplinado, me cuesta
hacer lo que
debo, me cuesta
dedicarle tiempo a la historia
o al vocabulario
Japonés, los Katas están esperándome
ofendidos, me costaba
competir, arbitrar o
trabajar en las
mesas y me
cuesta horrores, ir
a clase, faltar
es una tentación
inmensa. El Judo jamás fue
mi vida, no
puede serlo, lo
que ignoro es cuando mi
vida paso a
ser Judo, aunque
no me inquieta
desvelarlo, es y
punto. Para mi
sobra, es interpretable, ciertamente,
aunque no me
importa porque en la actualidad,
todo es interpretable
y relativizable, sobre
todo por quienes
no están cualificados
para hacerlo, un mal de
estas épocas. Aunque
se lo crean
y hasta ostenten
Danes, como para
regalar; MuchosDanes hay
de sobra, ya saben, cuestión
política, conveniencia o
simple acomodo. Pero
si también opinan,
quienes no llegaron
a el primer
Dan e incluso,
quien en su
vida, fue a
participar de una clase de
Judo, eso sí,
miran sentados afuera. (Que
lleguen a Sho
Dan, no garantiza
nada, ni siquiera
sabrán caer.) Hay de todo. Son
quienes más saben,
y menos mal
que cuidan a
su amado Deporte,
manteniéndolo puro y sano.
Ese deporte es
su vida y
conseguir campeones, el
objetivo máximum, no
entiendo cómo pueden
confundir su deporte,
Judo, con El
Judo, que es
una Filosofía, un
Arte Marcial, un
sistema de Educación
Física, Mental y
Espiritual; y no sé cuantas
cosas más, yo
apenas empecé a
estudiarlo, así que
me falta mucho
conocimiento, pero me
cuesta seguir estudiando. La confusión
derivara de llamarse
igual, puede ser.
Honestamente, la culpa
es nuestra, porque
Jigoro Kano, cuando
cambio por tercera
vez, el nombre
a su creación,
la llamo: Kodokan
Judo y lo
hizo justamente, para
evitar confusiones, Judo
se venía usando
desde 300 años
antes. Un aporte
desinteresado, para todos
los fans del
deporte llamado Judo, podrían llamarlo:
Medal Judo. Suena
genial, le da una patina,
es gratis, úsenlo.
Si hasta yo,
obvio usar el
nombre de Kodokan
Judo; bueno, dejare
de obviar, obviedades
y sostendré que
mi vida es
Kodokan Judo, mucho
mejor. Es tan fácil, que
me dan ganas
de llorar, solo
hay que hacer
lo que se
debe y como
se debe hacer,
pero claro, me
cuesta mucho, mejor
que lo hagan
otros, yo seguiré
tratando de aprender
y entender los
misterios del Kodokan
Judo, cueste lo que me
cueste.
martes, 26 de agosto de 2014
sábado, 23 de agosto de 2014
Carezco de palmares.
Suelen preguntarme
sobre mi palmares
y la cantidad
de medallas que gane;
no tengo palmares
y gane algunas,
pocas, contesto y
es la verdad.
Por supuesto hablamos
del fulgor del
metal, el que
tiene a muchos
encandilados, va, a
la mayoría. Yo
atesoro otras medallas,
ganadas sin árbitros,
sin tatami y sin más testigos
que quienes intervenimos,
los protagonistas. Muchas,
ganadas solo hablando,
negociando y algunas,
con la parte
del Judo que es combate.
Y no se
engañen, no solía
esperar el ataque,
lo provocaba o
simplemente atacaba yo, la iniciativa,
tenerla, es fundamental
y buscarla y
conseguirla, era un
objetivo primario. Ayer volvieron
a preguntarme, evoque
varias medallas y elegí esta,
fue siendo muy
tierno, estaba muy
verde y no
dude, aunque era más miedo
que certeza; pero
dejarla sola, no
era ni siquiera
una posibilidad. Con
los años, el
miedo sigue, sabes más claramente
que te jugas,
pero también tenes
certezas y muchas
herramientas. Viole mis
reglas, me salte
mi protocolo y
los de Judo,
pelear estaba prohibido,
implicaba jugar con
mis demonios; era
la primera pelea
desde que aquella
mañana, en la
que, casi mate
a otro niño y
por
eso, entre
a Judo, buscándome,
eran muchas cosas
y era una
mujer en problemas y
la balanza cayo
de su lado.
Flexibilidad, Beneficios y Prosperidad Mutuos;
aceptar que te
regalan un poder
y que deberás
usarlo, con criterio
e inteligencia, bajo
cualquier circunstancia, por
adversas que sean. ¿La edad? 17,
apenas 4 en
Judo. Un gracias,
musitado por una
mujer muy joven,
que llora del
susto inmenso y
del alivio no
menos intenso que todavía siente,
porque hacia unos
minutos estaba sola
y habían aparecido
esos cuatro desgraciados,
que la habían
empezado a manosear;
lejos de cualquier
ayuda y nada
la salvaría; pero
si, la salvo
un quinto, más
joven que ella,
un guacho que sería un
hombre, con el
tiempo o quizás
ya lo era,
actuaba mejor que
muchos. Ese gracias,
no se olvida;
esos cuatro, no
saben que les
paso por encima
y el guacho,
él guacho se
fue a su
casa, después de,
acompañarla serio, a
la parada, sumido
en sus propios
abismos y dudas; ella aliviada, lo miraba con ojos que buscaban entender que habia pasado y lo que habia visto, que el guacho le pidiera que guardara el secreto, como si escondiera un crimen y porque afirmo rotunda q ue ella nunca diria nada y decirlo convencida;
y verla subir
al bondi, cargando
su bolsa, donde dormía un
Judogui que esa
tarde había usado
para competir, con
nefastos resultados. Colgándolo
en la cuerda,
para que se
secara y aireara,
estaba mojado de
sudor, pensó que había ganado
la mejor medalla
posible, una sonrisa
de una muchacha
agradecida. Era un
triunfo intimo, que no podía
compartir ni hacia
ninguna falta; su
Sensei le putearia
por el riesgo asumido,
en caso de enterarse; reiría
como siempre que
se mandaba alguna
y lo felicitaría,
había actuado como debía; pero
él, no se lo diría, debía
proteger al Sensei, del alumno discolo, rebelde e incomodo que era
y la mujer,
no sabría donde
buscar, estaba a
salvo. Les había
dado una buena,
nada roto, se había asegurado que así fuera,
pero los dejo
muy doloridos, también
se había asegurado
de eso. Palmeo
el Judogui y
se fue a
dormir, le dolía
todo el cuerpo,
estaba reventado, un
instante antes de
quedarse dormido, llorando,
descargando la furia
que todavía lo
vapuleaba, el miedo
que era mas pánico, pensó que había sido
una locura enfrentarse
a cuatro hombres
y mas locura
había sido tentar
al diablo; entonces,
llego el recuerdo
de la sonrisa
agradecida y se durmió, sonriendo,
tenía su medalla
y no la
cambiaba por nada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)