sábado, 5 de septiembre de 2015

Respuesta a un mensaje.

Mensaje recibido en estos días y leído hace un rato.
“¡Hola Rafa deseo que andes bien! Te recuerdo, por si no te acordabas, que el 21/7 fue tu último artículo sobre Judo! Si no tienes más enseñanzas basadas en la realidad, ¡comienza a copiar de los libros! ¡Un fuerte abrazo!


¡Difundir! Claro, pienso que debe ser eso. Pero, siempre tengo uno, no tengo la certeza de que yo difunda nada publicando lo que escribo, solo cuento cómo vivo al Judo y la manera en la que este, ha trabajado y trabaja sobre mí. No lo tengo para nada claro, aunque no sea el único en insinuarlo, sugerirlo o manifestarlo directamente; lo han hecho más personas. No les voy a desvelar quien escribió ese mensaje; y no lo hare para que usen la imaginación y el cerebro; dentro de esos renglones esta la respuesta y en que me pusiera a escribir al rato de leerlo. 

Hay un problema que ya he comentado y es mi manifiesta incapacidad para aprender Judo de los libros o de videos. De los primeros, solo teoría o historia, anécdotas, de los segundos puede que saque algo, poquita cosa. Yo, solo avanzo transpirando en el tatami, ahogándome por el esfuerzo, sintiéndome morir; destrozando la idea de que jamás lo conseguiré a base de repetir miles de veces el intento, aunque yo no sienta que vaya a poder, lo que si siento es que intentarlo me acercara a hacerlo posible y si nunca consigo ese movimiento, quedara un remanente, algo infinitamente más poderoso y es la fuerza que anidara en mi, alumbrada en las millones de gotas de sudor y algunas de sangre que derrame intentándolo; útil no solo para hacer Judo. También la voluntad de querer hacer las cosas bien y perseguir la excelencia; ser honesto para asumir que no sos capaz y que puede que jamás lo seas pero que hay que dejar el alma en cada entrada, solo así, puede que, quizás, consiga mejorar esa entrada que llevo más de tres décadas puliendo y se sigue resistiendo. Que tus compañeros te miren y piensen que si yo puedo intentarlo, ellos pueden hacerlo, conseguirlo y algo que es residual pero no menos importante: Que el Sensei que te este observando sienta que no está todo perdido, todavía quedan alumnos que obedecen, tarde y mal pero lo hacen; a él no se le escapa nada de lo que implica ese esfuerzo para quien lo hace y el ejemplo que es para los demás que no podrán decir nunca aquello de que están cansados o no sale o que lo han repetido la increíble cantidad de 10 veces y sigue sin salir.                                                                                                        
Y he visto a unos pocos elegidos, sacar de los libros material infinito y seguir, mantenerse, actualizados con ellos; de una manera realmente increíble, algo formidable de ver y conocer y claro, el mensaje lo escribió uno de esos elegidos; hay más desparramados por el mundo, yo solo les conocí a ellos. El asunto es que yo no tengo ese don, esa capacidad y si bien leo cosas interesantes, las que más lo son las comparto, otras no me terminan de convencer o llenar. Siendo todo eso cierto, hay otra cosa: prefiero ponerme el Judogui a leer libros o ver videos; son cosas que dejaría para cuando no podes ir a entrenar y aún así, no me entusiasma nada. Son un complemento sumamente útil, eso es obvio y disponer de ellos es fantástico, incluso en la actualidad, deben haber lugares donde un libro viejo de Judo sea un bien escaso y raro, un objeto de valor, apreciado por quienes quieren seguir estando al día, aprendiendo y avanzando en el estudio y conocimiento del Judo.                            
Hoy, quedaran lugares donde un Sensei recorre las librerías usadas en busca de libros de Judo descartados por otros, cómo algo carente de valor y cuando de con uno, lo acariciara con mimo, sabedor de que dentro habrán joyitas para él y quienes se beneficien de un préstamo sin fecha de caducidad.                               
 En una versión actualizada, se pasaran archivos y será gratificante para quienes los comparten o te hacen llegar un libro que jamás esperabas conseguir; así que puede que hayan cambiado las maneras, en algún sector del mundo pero no en todos y si sos un privilegiado que supiste ir a cazar libros de Judo viejos y verle la cara al Sensei al dar con uno y que te dijera que primero se lo pasaría al autor del mensaje pues probablemente no lo tenía, algo tenes que haber aprendido sobre el Judo, aunque sea de puro rebote. Algo te tuvo que quedar, lo que sea, por ínfimo que parezca. Por eso el Sensei, los Senseis son tan importantes y determinantes; por esa razón hay que formarles en la excelencia; para que puedan aprender de un libro, de un video, de un archivo audiovisual editado en otro idioma, con una calidad pésima o de un alumno y sigan creciendo siempre para trasmitir Judo de calidad superior, calidad que aumentara con el tiempo, a más experiencia acumulada, mejores contenidos.                                                                                 
Tengo el privilegio de tener Senseis. Tengo el privilegio de que se ocupen y preocupen por mí. Hace mucho que no les pago una cuota y algunos nunca cobraron; todos me enseñan convencidos de que hacerlo, no es perder el tiempo que por otra parte, es otra característica del Judo, no se eligen los alumnos, se trabaja con todos los que llegan al Dojo y se suben al tatami, con absolutamente todos. No es una mensualidad, una cuota, lo que nos une; lo que nos conecta es el Judo. Ni mío, ni de ellos, ni de ustedes, solo Judo que en definitiva es de todos, Jigoro Kano que yo sepa, no ponía condiciones a su expansión e incluso la alentó intensivamente. El Judo y sus lazos, sus derivados, sus beneficios, esa filosofía tan preñada de humanidad y el conjunto de cosas que lo componen y sin las cuales, deja de ser Judo y es otra cosa.                                                                                                                                                             

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