Me levante
contestatario y combativo,
lo sé. Y
no hay ningún pero
ni excusa. Simplemente
va dedicado a
todos los que
creen o sostienen
que el peso
es determinante en
Judo. Lo han
querido hacer y
siguen intentándolo, tanto
que muchos jóvenes
están convencidos de
que más de
5 kilos de
diferencia es un
Universo para el más liviano.
Bueno, es complicado
aguantarle la embestida
al compañero que
pesa más, pero él debería temer
nuestra agilidad y
en la actualidad
no la teme,
ni que nos
metamos debajo y
la hagamos morder
el polvo. Para
eso hay que
entrenar mucho, claro
y saber Judo, lógicamente
y
eso requiere esfuerzo,
superación, sacrificio, ganas
por parte de
todos, incluidos Profesores
y Maestros. Años
de trabajo en
suma. Elemental, elemental.
Y valor, el
que requiere pararse
frente a un
compañero enorme, grandote,
10, 15, 30
kilos más pesado.
Lo que nunca
miramos es como
ese gigante baja
revoluciones, atempera la
fuerza, te deja
un margen, chiquito pero ahí
está,
disponible si él,
entiende, siente, que
lo intentas con
el corazón, sin titubeos. Judoka
al fin y
al cabo si
te metes y la técnica es
aceptable, se dejara
ir y te cederá esa sensación
de
derribar lo que
en tu mente
era inderribable. Te
felicitara, te dará
una palmada y
te hará caer
varias veces seguidas,
haciéndote sentir otra
vez chiquito, poquita
cosa y siempre
cuidándote, ayudándote a
crecer como persona,
como Judoka. Bueno,
eso no debería explicárselo a
nadie, ¿para qué?
Quien lo sabe
ya sonríe y quien
no, sigue dudando.
Tienen razón quienes
escriben que soy
un Judoka de
Facebook, ni siquiera
ostenta Sho Dan
uno de los
Eruditos que me
critica, me pregunto
quien fue su
Maestro pero seguramente
no tuvo, otra
gran lacra que
nos persigue. Todas,
las lacras, son
por culpa exclusivamente nuestra,
de nadie más.
Dejo videos,
estos, hay otros,
quiero estos y
otra vez quienes
saben, sonreirán y
quienes creen saber,
no entenderán nada. A ver si algún
jovencito los ve y
deja de embromar
con el asunto
kilos, cuando el
grande es el
otro. Y si,
y si, se
pone serio, entrena
como un loco,
estudia como si
le fuera la
vida en eso,
se porta en
casa mejor y
ayuda a la
madre, señores me sentiré
un
cachito, solo un
cachito mejor. Porque
si quiere parecerse
a esos enanos,
solo necesita ponerse
serio y si
lo hace en
Judo, debe hacerlo
en casa y
con los estudios.
No es negociable,
nunca debió serlo.
Es hasta fácil conseguirlo,
solo hay que
seguir el Camino
que Jigoro Kano
nos regalo sin
hacerle aportaciones que
no lo enriquecen,
antes bien lo
diluyen, dejándolo solo
en mera senda
a ninguna parte,
apenas el fulgor
efímero del metal
de una medalla,
apenas.
viernes, 25 de octubre de 2013
jueves, 24 de octubre de 2013
Sin esfuerzo, no hay progreso.
Cansado de
escuchar a los
jovencitos quejarse de
que su compañero
eventual pesaba más
y rebatirles diciéndoles que
no importaba, que
trabajaran sin detenerse
en eso, surque
Internet buscando ejemplos
claros, anote varias
direcciones http en un papelito
donde había reflejado
quien enfrentaba a
quien, conocidos Judokas
Japoneses en el
Open de Japón,
en muchos casos
desconocidos completamente para
mis azotes y
para muchos otros;
junto a cada
nombre puse peso
y estatura. También
que destacaba del
video para que
prestaran atención. Entregue
el papelito al mas llorón
con el tema
de pesos. Circulo
entre ellos, algunos
miraron otros no.
Siguieron en la
de ellos, firmes
y convencidos. Uno se acerco
admirado de que
con 30 kilos
de diferencia, el más liviano
ganara por Hantei,
aguantándole los zarpazos
al oso que tenía delante
y escapándose del
suelo. Y el combate que perdió
el
más liviano, 35
kilos menos que
su rival, en
los últimos segundos. Le parecía
increíble. Y
en cierta medida
lo es, son excepcionales Judokas
que han aprendido
mucho Judo y además han
competido mucho, esa es una
mezcla explosiva, es una mezcla
que quien la
posee no puede
disimular, se le
nota.
Yo pensé que
todos dejarían de
lamentarse de las
diferencias de peso,
estaba equivocado, siguieron,
supongo que siguen.
Como siguen las
quejas y lamentos
cuando se enfrentan
a alguien capaz
de trabajar por
los dos perfiles
y dispone de
varias técnicas efectivas
por ambos lados,
una verdadera pesadilla.
Se les ha
dicho miles de veces
que
trabajen por el
lado malo, son
sordos y aunque
los obligues, no
hay avance puesto
que no creen
que sea posible
ni ser capaces.
Esforzarse está descartado
y buscar los
limites no está
de moda. Y
esa es la tónica
general,
es la de
cada día.
Por eso
toparte con un
jovencito que hace
preguntas interesantes que además demuestran
que se ha
estado fijando, que
ha puesto interés,
resulta una sorpresa
y un placer.
Para contestarle y
enseñarle y explicarle
todo lo que
ha visto y
lo que se le ha
escapado, hacen falta
años y ganas
por las dos
partes, pero ahí me
descubro empezando por lo más básico, mostrándole un
poquito, apenas, adonde
se encamina.
Otra vez
en el camino
de darle a
otros lo que
a mí me
dieron, Judo, simplemente
por asegurarme de
que este jovencito
pueda un día pasárselo
a
otro. Otra madrugada
buscando videos, ejemplos,
Judokas específicos que
sirvieran de modelo.
El modelo que
quiero para él
claro está, yo
no salgo en ningún
lado
y compitiendo nunca
gane nada, pero
me puede ver
en clase, en
directo. Aunque no pretendo ser
su modelo si voy a
ser ejemplo.
Con el material
que tengo para
darle y sin
saber el motivo,
las circunstancias, que
Dioses intervinieron y cuáles no;
me veo parado
frente a la estantería
que
ejerce de biblioteca,
escasa, flaca, paupérrima en
cualquier aspecto y esperándome
agazapado esta:
Shu Taira y
su libro en
dos tomos, La
Esencia Del Judo,
del 2009. Lo
compre para regalárselo a
mi viejo, él sabía como
nadie más, que
yo haya conocido,
extraer técnicas de
las hojas y
los dibujos, tanto
que sin salir más lejos
de Argentina o
Brasil, se mantenía perfectamente
al día técnicamente.
Bueno es un
regalo que todavía no
le mande, fue leído
una vez
y consultado varias,
solo yo lo he disfrutado.
Y ahí estaba,
como dije agazapado,
medio en penumbras,
mirándome. No dude
ni media milésima de
segundo, se lo prestaría
al
jovencito, mi viejo
lo aprobaría sin
ninguna duda, hasta
se ofendería si
llegara a saber
que deje a
Shu Taira en
el estante para
que él, lo
disfrutara o no y privara
al jovencito de
acceder a él.
Releí el
prologo, lo escribió el
mismo Jin Taira,
hermano y coautor
del libro. Es poesía…vida….Judo, elegí
este fragmento, cortado,
quien quiera leerlo
completo ya sabe:
busquen el libro,
siéntense en un
lugar amable o
en el Dojo
vacio y disfruten:”…luz, sol,
oculto en su
maleta permanece atrincherado
en blanco Judogui,
esperando…”
martes, 22 de octubre de 2013
Amamantar cachorros.
Estamos entrenando
y un compañero
jovencito, tiene 17
años, se derrumba
en un costado.
Su cara, su expresión facial
es la de
alguien desbordado por
la preocupación. No
le conozco lo
suficiente ni él
a mí, lo
que no me
impide acercarme y
preguntarle qué le
pasa, responde que
lleva un día
asqueroso, que nada
en mierda. Entonces
tiro de él
para levantarlo y
le pido-ordeno que
se ponga a
entrenar y que
lo haga de
verdad, le prometo
que por un
rato se olvidara
de todo, que
tenga confianza. No
le saco ojo
de encima, yo
sigo a mi
ritmo, doy todo
lo que tengo,
no guardo nada
y los jóvenes
me llevan con
la lengua afuera,
ellos tienen turbo
y motores nuevos,
mi viejo motor atmosférico
está
muy caminado y
le falta potencia.
Me arreglo como puedo, eso
de la experiencia,
del zorro viejo
y la insana
insensatez que me
adorna. Le veo
trabajar aunque podría esforzarse
más, me acerco
y se lo digo y
le aliento a
ponerle más ganas.
Yo se que
funciona, sé muy
bien que si te entregas
los problemas desaparecen, hasta
que llegas a
la ducha y
ese rato es
como una liberación.
Ahora se trata
de hacérselo ver,
que lo sienta
y aprenda a
usarlo, hay que
enseñarle.
Estoy traspirando
como si me
hubiese metido en
un sauna, en algún
momento
no soy capaz
de respirar cómodo,
me ahogo pero
no aflojo medio milímetro, mi
compañero en ese
combate lo detecta,
es joven y
ve la brecha,
decide que llego
el momento de
derrotarme y se
manda confiado. Tengo
que recurrir a
varias técnicas que
son raras, difíciles de
ver y consigo
hacerle rendir. Yo también
necesito
escapar de la
realidad y por
eso entreno muy
duro; mi compañero atiende
la explicación rápida de
como lo pare
y porque le
derrote. Le gusta,
le gusta mucho,
sonríe con cara
de Tigre satisfecho,
los dos sabemos que
en menos de
un año, él
me lo hará
a mí, de
eso se trata,
mostrar las cosas,
enseñarlas, trasmitirlas. Y después
sufrirlas, ejecutadas
por los cachorros
que amamantaste.
Cambiamos de
ejercicio y le
pregunto cómo va
al nadador sobre
excremento, contesta que
bien, mejor. Apreta,
queda poco le
digo y le
dejo tranquilo un
rato. Ahora llego
lo más duro: Randori, combate
de pie. Hago
dos y para
el tercero quedo
libre, no tengo
a nadie y
veo al muchacho
sin pareja y
lo llamo. Argumenta
que no tiene
fuerza y su
postura dice que
tampoco ganas pero
yo soy muy
porfiado, le digo
que no caerá,
solo lo despegare
del suelo, nada
de tirar. Es tímido y
tiene miedo, le
da miedo que
yo lo agarre,
así que le
doy espacio, mucha
cancha, pero lo
muevo mucho sin
usar toda mi
fuerza y cada
tanto se la
hago sentir para
que vea que
me estoy dejando,
que le estoy
dejando. Tiene que
aprender a confiar
en los compañeros
y en sí
mismo, llevara algo
de tiempo, empezamos
hoy, conmigo.
Tras la
ducha le digo
que no deje
de venir, que
use el Judo
como escape, es
una buena manera
de evadirse. Que focalice los
problemas que puede
arreglar, que dependen
de él y
olvide los otros.
Le pregunto si consiguió
olvidar
o dejar de
pensar un poco
en todo lo que le
afecta.
-Cuando me
agarraste solo existías vos,
nada más.-
-Y vos, también
estabas
ahí, aguantándome. Ya
sabes algo mas,
haciendo Judo los
problemas se estacionan
un rato fuera
de tu cabeza,
un ratito, a
mi me funciona.-
-Gracias, no tenías porque
hacer esto.-
-¿No? Bueno,
soy Cinturón Negro,
eso comporta obligaciones,
entre ellas cuidar
de los jóvenes,
ayudarles y patearles
el orto cuando
hacen cagadas. Además
a mi me
ayudaron cuando tenía
tu edad, solo
devuelvo algo que me
prestaron. Digamos
que ahora tenes
un hermano mayor
pendiente de como
estas y que
haces.-
-Eso es
lindo.-
-Es muy
lindo. Nos vemos
el miércoles, no
faltes, no llegues
tarde y esforzate mas.-
-Bien, acá estaré, gracias.-
-De nada, cuídate.-
domingo, 20 de octubre de 2013
¿Por qué te reis?
Hace varios
años, un compañero
de Judo, que
tras esforzarse bastante,
había salvado el
examen de Cinturón
Negro me hizo
muy serio una
pregunta. Por ser
él quien era,
por haberse esforzado
mas allá de
lo esperable y
haber conseguido un
nivel técnico más
que aceptable pero
una fuerza mental
y espiritual que
compensaba cualquier defecto
técnico; por ser
quien era, pare
el Randori y
conteste lo mejor
que pude sus
dudas. El había
conseguido proyectarme y
de tal manera
que se consideraba
que me había
ganado, en un
entrenamiento se sigue,
de haber sido
un Campeonato, el había vencido
claramente. Tocaba seguir
entrenando pero la
pregunta le quemaba
el alma, quería
saber, era el
momento de preguntar
y escuchar que tenía que
decir ese loco
a quien respetaba,
quería y puede
que admirara.
-¿Por qué te
reis cuando te
proyecto? Que te rías cuando
nos proyectas, eso
lo entiendo, que sea cuando
caes, se me
escapa completamente. Acabo
de darte una
buena, no has
parado de reír
desde el suelo
hasta pararte y
ponerte en guardia
y encima se
que vendrás a
buscarme sin rencor,
sin venganza y
sin piedad.-
-Rio porque
disfruto mucho, por
vos, por mi
y por mis Senseis. Yo sé lo
que cuesta cazar
a alguien que
hace lo imposible
y mas para
no ser proyectado
y se exactamente
el trabajo que
da llegar a
conseguir, a pesar
de todo, proyectarlo.
Vamos a un
costado, acá molestamos,
este es buen
lugar. Cuando alguien
lo consigue, vos
u otro, yo
me alegro, me
siento bien, disfruto.
Ahora bien, no
siempre me rio
cuando proyecto.-
-No. Solo
cuando conseguís engañarnos
tanto que la técnica
con
la que nos
sacas jamás la
vimos ni adivinamos.
Y esa risa
es mas espuela
que burla, es
decirnos que no
podemos ser tan
bananas, aunque en
verdad, no seamos
para nada bananas,
sos muy bueno.-
-No soy
tan bueno, juego
con tus debilidades,
aprenderás y se
me terminara el
juguete. Te lo
dije hace años,
llegara el día
que tendrás que
cuidarme, como yo
vengo cuidándote todos
estos años, poniéndome a
tu nivel, un
poquito por encima
y dándote palos,
para avivarte. Si
nadie te exige
no creces, no
mejoras. Cuando sea veterano, tendrás
que aflojar y
dejarme trabajar o
no podremos hacer
juntos.-
-Me propasare,
abusare del anciano.-
-Es una opción, y será
tu
elección. El anciano
tendrá mucho que
enseñarte y además
no creo que
pierda ese espíritu indómito,
te hará morder
el polvo cada
tanto, si le
castigas dejara de
enseñarte y no
se pondrá contigo,
te pregunto: ¿Quién perderá más?-
-Yo.-
-Otro turno
de Randori, repitamos
haber si te
cazo otra vez
de lo mismo.-
-Ni loco,
antes muerto.-
Empezamos otro
Randori y me
dedico a marearlo,
hago cualquier cosa
menos lo que
le dije que haría, no
le dejo trabajar
a gusto y
cuando se que lo tengo,
ataco y lo
proyecto, la caída es
brutal para quien
no sea Judoka,
para él es una caricia,
mera palmada. Acostado
en el suelo,
recoge una pierna,
me mira y
rompe a reír
a carcajada limpia,
no puedo ni
quiero evitar contagiarme,
me arrodillo y
espero que él también
lo
haga. La clase
ha parado, todos
miran lo que
hacemos: compañeros, Profesor,
Padres y Madres,
hermanitos y hermanitas ;
no entienden todos
lo que pasa,
para ellos yo
he derribado a
mi compañero y
le saludo ceremoniosamente. La
clase ha terminado,
tras saludar nos
quedamos un ratito.
-Así disfrutas
siempre, caigas o
proyectes.-
-Exacto, no
solo festejas tus éxitos, también los
de los demás.
Y cuando te
reis de tu caída, tu
ego se hace
chiquito, la humildad
crece, la violencia
y la agresividad
se atemperan, seguís estando
en equilibrio aunque
te levantes dispuesto
y así deba
ser, a proyectar
al otro. En
verdad, cualquier combate
es contra ti
mismo, el compañero
solo te ayuda,
sirve para darte
un soporte, tipo
espejo.-
-¿Quien te
enseño?-
-Los Senseis
de los que
siempre hablo, sabían mucho
y se esforzaban
en hacernos aprender.-
-¿Te pareces
a ellos?-
-Difícilmente. Me gustaría
pensar
que si, ellos
y yo sabemos
desde que carencias
arranque, dudo mucho
que lo consiga
pero eso no
quiere decir que
no lo intente.-
-Me gustaría conocerles.-
-Y a ellos conocerte,
tendrían muchas preguntas
sobre mí que
hacerte, querrían respuestas
verdaderas, sin sacar
ni poner.-
-¿Preguntas sobre
vos?-
-Claro, querrán saber
si se equivocaron
conmigo o si
en caso de haber acertado
adonde llegue, adonde
me encamino. Si
miento en el
tatami o a
ustedes, si te mentí alguna
vez sobre cualquier
cosa. Si tengo
paciencia, si soy
exigente, si se
cuando aflojar, si
se bien quien
puede dar qué
cosa, y más
preguntas.-
-¿Te preocupan
mis respuestas?-
-Ni las
tuyas ni las
de ninguno de
vosotros, tengo un
truco que uso
y sé que
las respuestas les pondrán
contentos.-
-¿Qué truco?-
-Les imagino
acá, en el
tatami observando en
cada clase, les
invoco y les
traigo entonces no
me queda otra
que hacerlo mejor
que bien, mis
Senseis me observan
con lupa, jamás me
felicitaran si lo
hago bien, serán demoledores
si meto la
pata.-
-No creo
que eso pase
en ninguna circunstancia, estén ahora acá o
no, vengan o
no a observarte,
todos ellos saben
hace años que
serias de los
buenos, de lo
contrario jamás te habrían
dejado
llegar tan lejos.
No habrías aprendido
todo esto, ni
cerca. Gracias por
ser tan buen
compañero, sos mas
hermano mayor que
otra cosa; pendiente
de los detalles,
aunque no lo
parezca.-
-Acá son
todos hermanos y
hermanas. Es Judo.
Es como debería ser
en la Vida
y lamentablemente no
lo es.-
-Vámonos que se hace
tarde.-
-Vámonos.-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)