Es hora de pagar.

Son tiempos difíciles, complicados hasta reventar cualquier previsión previa porque no podíamos saber lo que se nos venía encima.                 

Los Dojos, por regla general, son deficitarios o apenas cubren gastos; los Senseis hacen malabarismos para mantenerlos abiertos, operativos para nosotros, sus alumnos, su razón de ser. Esa es una realidad; puede que no lo sepas o no lo hayas visto pero es así y ahora empeoro notablemente: cerrados, sin alumnos, sin ingresos, las cosas pintan mal, rematadamente mal.

Hace memoria: ¿Cuántas veces el Sensei te ayudo? ¿Aconsejo? ¿Contuvo? ¿Cuánto pesa en tu educación, en tu personalidad, en tu Judo? ¿Cuántas horas te ha dedicado? ¿Cuántas canas le salieron por ti? ¿Y al resto? ¿Cuántas años o décadas viene haciéndolo?

¿Sentis que le debes algo? Es hora de pagar.

Tratar de hacerlo, conseguirlo es imposible, no hay como, ni existe manera. Lo que, si podes hacer es pagar la cuota y si le sumas algo, el equivalente a dos boletos, a tres cafés, a un asado, a una salida al cine, a la disco o una ida al estadio o cualquier cosa de las que ahora no podemos hacer, estupendo.

Llama a tus compañeros y a la vieja guardia, aunque ya no entrenen, deciles que tenes esta idea, que vas a hacerlo, pero el Sensei se retobara, se pondrá firme y la única manera, la única posible de obligarle a dejarse ayudar es que todos hagan un frente común. Lo que cada uno pueda aportar será suficiente.

¿Te imaginas al Dojo cerrado? ¿Te visualizas sin el Sensei, sin Judo? Yo no quiero hacerlo, cuando salgamos de esta vamos a necesitar al Judo más que nunca.

¿Te imaginas al Sensei sin Dojo, sin alumnos, sin todos nosotros en el tatami?

Es tiempo de aplicar los principios del Judo, es hora de demostrar que estamos a la altura de las circunstancias. Es la ocasión perfecta para mimar al Sensei, retornarle un cachito, apenas nada, de lo mucho que nos regala con entusiasmo.

Apoya a tu Sensei, contribuye a mantener el Dojo abierto.