miércoles, 26 de febrero de 2014
Cinturon de regalo.
Estoy contento, alegre y cuando lean porque, igual declaran, que mi locura, es certeza y estoy en algún lugar sin retorno. El asunto es que entreno en un Dojo, eso en sí mismo, es un salto adelante, fantástico; pero además, hay un Sensei y compañeros que saben mucho, bastante más que yo y hacen Judo, con naturalidad; haciendo parecer lo difícil, fácil. Me lleve un golpe doloroso, cerca de la rodilla y no quise parar, cambie de pareja, poniéndome con un compañero difícil que rápido, me hizo olvidar el dolor, tan ocupado me tenía, en intentar no limpiar todo el tatami, con mi espalda. Ante su efectividad y mi falta absoluta de la misma, fui probando, buscando sorprenderlo y en esas, caí aplastado. De una mirada supo que yo estaba bien y en mi siguiente ataque, se rio, mientras me estampaba, otra vez; ya sabía que seguiría asi, hasta conseguir, algo efectivo para usar contra él. En la ducha, la pierna me recordaba que me habia golpeado, estaba cansado, pero tampoco especialmente. Si sabes caer y llevas años, entrenando y mejorándolas, cuando te caen aplastándote, no deja de ser una caída más, decididamente dura, pero una caída más. La idea, es que no te duela nunca nada, pero es una actividad de contacto y algunas veces, te golpeas o golpeas a un compañero, mucho menos que en Futbol o Rugby, si vamos al caso; o haces algún movimiento de forma inadecuada y te lastimas. Un Dojo, un Sensei, Judokas y varios, con capacidad, de moverme la calavera a base de bien. Aprendiendo cosas nuevas y variaciones, reflotando viejos conocimientos, que hacía más de 15 años, que no escuchaba e iba dejando diluirse. Volviendo a caer sin solución de continuidad, disfrutando una barbaridad, una barbaridad. Entonces, la cartera me da un paquete, que ya no esperaba, me lo manda un amigo y sé lo que es, un cinturón, que me compro en Kodokan. Es precioso. Es precioso, por lo que representa, es precioso, por donde tiene su origen y es un verdadero tesoro, porque mi amigo: Dai, lo compro para regalármelo, por iniciativa propia, al recordar conversaciones, mediados los años 80. Siempre me escuchan decir o leen que, si tengo Judo, lo demás, se arreglara. Entrenar, es más, que buscar mejorar físicamente, o que conseguir tener unas técnicas demoledoras, imparables; es mucho más que ir a pasar el rato, es conseguir: tranquilidad, paz, armonía, trabajar la humildad, achicar el ego y desterrar la arrogancia. ¿Cómo no alegrarme? Y para redondear, llega el cinturón. Gracias Dai, te pasaste amigo.
lunes, 24 de febrero de 2014
Once escalones.
¿Qué diferencia
a un hombre
de más de
40 años, de
uno de 19?
La Educación que recibió
el
primero, no la
recibe el segundo
y por lo
tanto, este, no
es educado, simplemente,
porque no ha sido, educado.
En la actualidad,
experimentamos, con algunas
cosas, que la
verdad, deberíamos tener
muy claras. Y
pasamos por alto,
algunas, nuevas, que deberíamos
, tener
en cuenta. Claro,
deberíamos tener, que
hay cosas, que
llevan trabajo, enseñarlas
y conseguir que , sean
observadas por todos,
un esfuerzo mancomunado
de la sociedad
en su conjunto.
Y agrego, que
sin presionar, sin
exigir, nada se
consigue; además la coercitividad social,
debe ser fuerte
y notoria. Por otro
lado, tenemos, la desintegración
total
de la familia,
dado que la
mujer trabaja fuera
de casa todo
el día y en casa,
cuando llega, ya
destrozada y poco
tiempo, le queda
para educar, a
sus retoños o
ninguno. En el
hogar, ya no se
educa, simplemente porque
quienes hacían eso,
las mujeres, ya
no están para
hacerlo, algo que
no escucho decir
ni leo por ahí,
pero
si aquello, de que
se debe educar,
en casa, que también. Lo que
es una verdadera
vergüenza, es que
el hombre de
19 años, mire impávido, como
un matrimonio de
ancianos, lucha con
un carro de
la compra y
enfrente, subirlo esos
11 escalones, lo más parecido
a una escalada
mortal, con sus más de
70 años; sin
temblarle ni una pestaña, para
él, la vejez,
esta tan lejos,
que se cree
inmortal. Un vecino
que dejo los
40 atrás, se
ofrece, sube el
carro, ayuda a
la anciana y
apuñala sin piedad
al hombre joven
con la mirada
pero se abstiene
de decirle nada,
es tarde para
todo, se le ha, no
educado , desde niño y
ahora no hay
como, cambiar ese
nefasto resultado. Los ancianos
bajan al supermercado,
cada jueves, cerca
de las 17
y vuelven, una
hora más tarde,
como se encargo,
el vecino de
averiguar, bombeándoles, sistemáticamente. Cada
jueves, un vecino
atento, carga el carro de
la compra y
ayuda a la
anciana con esos
escalones y lo
hace por ninguna
razón o por
muchas; yo creo
que lo hace
por Educación, por empatía, por
respeto a las
canas y la
edad, a una
vida ya vivida ,
por darle ejemplo
al hombre de
19 años y
porque puede, quiere
y se anima.
La formula.
De jovencito, escuche
contar que en
otra época, se hacían
Randoris, con
uno o los
dos Judokas “cegados”,
se les vendaba
los ojos y combatían
asi.
Después de mucho
caminar, hice mi
primer Randori, con
un adversario cegado
y el primero,
siendo yo quien
no veía. Una
experiencia, siendo ciego,
fantástica, me dejo
la certeza, de
que deberé hacerlo
más veces, el enfoque cambia
radicalmente e importan
más tus instintos,
las sensaciones y
lo que te
trasmiten tus antenas,
situadas en las
muñecas.
De jovencito, los
Senseis, insistían en entrenar, ir
a entrenar, aunque
estuviéramos lesionados si
esta, la lesión,
lo permitía e
incluso, que fuéramos
a ver la
clase, si la lesión
era
importante e invalidaba, nuestra capacidad
física, para participar,
activamente de la
clase. El Sensei,
marca un trabajo, especifico con
determinada técnica, generalmente,
poco estudiada; mi
compañero tiene un
hombro muy maltratado,
está al límite
de no poder
hacer nada, es
su hombro derecho
y eso descarta,
que pueda trabajar
por ese lado
y me voy a su
zurda y trabajare
también de zurda
que a estas
alturas, no me
significa ninguna dificultad;
pero además, para
no afectar su
zona dolorida, agarro
con las dos
manos del mismo
lado (Mi mano derecha
en su manga
izquierda y mi
mano izquierda en
su solapa a
la altura de
su clavícula derecha
o más cerca
de su cuello)
y empiezo a
intentar, el movimiento,
como lo ha
pedido el Sensei.
Los primeros me salen
muy descoordinados, un
ajuste del agarre,
una corrección de
la posición de
la cadera, por
parte de mi
compañero y empiezo
a conseguir algo
decente, sorprendente si
consideramos, que a
esas alturas no
llevo ni siquiera
20 intentos. A los
15 minutos, ya
considero introducirla, con
esa variante, en
mi arsenal e
ir trabajándola y puliéndola,
para mejorarla. Con
ese agarre, por ese
lado, no contaba
con ninguna técnica. Si mi
Uke, mi compañero
lesionado, no hubiese
ido, yo no habría
probado
esa variante especifica
a la que
llegue por esa circunstancia excepcional.
Dos ejemplos, dos
pinceladas de cuanto
sabían, saben y/o deberían
saber,
los Senseis. Siempre
me pregunte y
sigo haciéndolo, como
consiguieron ellos, adquirir
esos conocimientos y
otros tantos; supongo
que entrenando mucho,
bajo la tutela
de Senseis que también
habían , estudiado, muchos
años Judo. No existe ni
hay otra fórmula: Sensei + Dojo + Alumnos + Años = Judo.
sábado, 22 de febrero de 2014
Mecanismos.
¿Qué pasa cuando nada funciona y todo se desmorona? En esa situación, es cuando afloraran todos los mecanismos, que hayas, estado trabajando y puliendo y que traías desde la cuna o aprendiste de bien chiquito; mas los que hayas ido sumando, consciente o inconscientemente, a lo largo de los años. Si estas acostumbrado a fajarte con los desafíos que la Vida te propone, cuando las cartas salen muy mal y la mano no sirve, ni para quemarla, entonces solo actuaras, reaccionaras, conforme sea, a esas alturas, tu naturaleza. Está claro que no somos todos iguales, ni reaccionamos igual, ante la misma dificultad y que ni siquiera tenemos, vividas, las mismas experiencias. Lo que para mí es evidente y natural, puede no serlo para otros, y no lo es. Cuando todo se desmorono y yo no funcionaba; lo que me saco, adelante, fue la convicción, profundamente arraigada, aun en la niebla farmacológica, en la que alentaba; de que dependería de mi y solamente de mi, cambiar esa situación. Ser obediente, seguir las indicaciones, tomar la medicación, hacerme cargo y aceptar que era Bipolar, que mi vida acababa de cambiar, poco o mucho y puede que demasiado, pero habia cambiado; lo hice en días, a la velocidad de la luz. Corte camino, a pesar del miedo, las dudas, la rabia, la incertidumbre y los interrogantes. Dependía de mí y sigue dependiendo. Contaba y cuento, con una herramienta poderosa, sublime, esquiva y difícil de definir; tan simple como una gotita de agua y tan compleja como un océano. Incluso la Psiquiatra, que al principio me hablaba hastiada, queriéndome convencerme de que me disfrazara de pato, que era lo adecuado, me sería fácil, oponiéndose a mi elección y argumentándola (Tenía razón, no fue fácil) acepta hoy, que le gustaría que todos sus pacientes, tuvieran esa herramienta y pudieran valerse de ella, para mejorar. En un Dojo, mi nueva casa, desde sendos cuadros, los fundadores del Judo y del Aikido, nos observan, me observan y cada vez que les saludo, siento agradecimiento. Profundo agradecimiento y a los hombres, mis Senseis, que me enseñaron que no hay enemigo demasiado grande ni fuerte, si entrenaste duro, con honestidad, llegado el momento, lo descubrirás. La familia también es puntal, soporte, red de contención; Luna es el Sol, domesticado y metido en casa, desde sus 8 años, de una mirada, al pasar, me saca perfectamente el estado de ánimo, no erra la bandida. Mari hace lo que puede, le toco un crudo de los bravos, resabiado, mordedor y pateador. Los amigos y amigas. Mi riqueza, desde siempre, he perdido, algunos, últimamente; desempeñan un papel vital en mi vida, son la familia que elegí o que me eligió, libremente.
La memoria no me funciona bien, los meses exactos, que llevo sin crisis, no los sé, andan por los 25 y no son una victoria, es solo presentar batalla; ir aprendiendo de mi y del adversario. Descubrir donde soy fuerte y cuales mis flaquezas y descubrir asimismo, donde le duele más, que le ataque. No por ser un combate que no puedo ganar, dejare de intentarlo, buscare que sea una victoria clara o en última instancia, un empate; lo que no contemplo de ninguna manera, es la derrota. Gracias a todos, incluso, quienes no son familia ni amigos, pero intervienen en mi vida o han intervenido puntualmente; yo puse el 1000 % de mi, pero, sin ayuda, no habría conseguido, estos 25 meses. La idea de este post nace hablando con Fran que me dijo que me veía muy bien y me pregunto porque entrenaba tanto, sin ninguna necesidad y le respondí, que por las dudas, por si era necesario, alguna otra vez; recurrir a todo lo que el Judo me enseño y enseña. Por si necesito, perder con honor, llegado el caso, sabiendo que no deje nada, puse todo en la parrilla.
jueves, 20 de febrero de 2014
Altar de las vanidades.
Los genios que
nos gobiernan, FIJ,
puntualizo, para que
nadie que no
debe darse por
aludido, se dé;
vuelven a cambiar
el reglamento que
rige la competición en
el Judo. No
voy a marear
a nadie que
no esté empapado
en el asunto,
que al final
no es tan
farragoso, pero que
tiene sus vericuetos.
Voy a enfocarme
en un aspecto,
solamente y es
en el referido
a como, queramos
o no, las
prohibiciones y las
reglas, inciden directamente
en la calidad
del Judo, que
se hace en
el Dojo. Y
me explico. Si,
empujando a mi
rival, lo saco
de lo que
consideramos zona de
combate y consigo
que le pongan
una sanción y repitiéndolo, puedo
hasta ganar el
combate, si lo
repito varias, veces, exitosamente;
¿para qué demonios,
voy a entrenar, esforzarme
y traspirar, buscando
pulir mis técnicas, para valiéndome
de
ellas, ganar por
Ippon?(Puntuación máxima, victoria
directa.) ¿Qué sentido
tiene? Ninguno. Todos sabemos
empujar y con
poca cosa, somos
capaces de sacar
al otro afuera,
pero no todos,
somos capaces de
conseguir Ippones. Ni
siquiera, tras muchos
años, trabajando, duramente. Quienes compiten
y sufren estas tácticas, se
dan cuenta muy rápido, de
que empujar, si
bien tiene riesgos,
da réditos y
es más fácil,
especializarse en hacerlo,
que desarrollar una técnica, como mínimo, con
la cual ser
efectivo. Hacerles entender, que
deben seguir esforzándose,
en conseguir dominar
varias técnicas y
poder valerse de
ellas, con efectividad. Los
que ya casi
nunca competimos o
lo hacemos una vez cada
10 años, estacionamos
en un rincón todas
las técnicas que últimamente,
han
prohibido estos genios
y no las
hacemos, para no enredar mas
la madeja de los jóvenes
que si, suelen,
competir a cada
rato y les
cuesta, evitar usar
lo que está
prohibido, si lo
entrenan y usan
en el Dojo. Y
asi, el Judo
pierde calidad y
efectividad. Y no
he tocado para
nada, el tema
de la Defensa
Personal, donde también hay
un retroceso importante
y una perdida
radical de efectividad,
toda vez que
ahora es fundamental,
la paridad en
el peso, hemos
olvidado, que eso
no es, para
nada, determinante y
quienes se acercan
al Judo en
la actualidad, ni en clase
se plantean, buscar
un compañero, que
pese: 20 o
30 kilos más. Nos dicen
que todos, son
cambios, para mejorar
el nivel del
Judo; para ver más técnicas, ejecutadas,
cuasi perfectamente y
menos combates trabados;
conseguir hacerlo más
vistoso y entretenido
para el público. Pero
la verdad, yo
no veo por ningún
lado,
esa pretendida mejora,
aunque si veo,
como el arbitraje
cae en picado y
los susodichos genios,
no hacen absolutamente
nada, al respecto
y las dudas
aumentan, con cada
cambio introducido, en
el reglamento. Creo sinceramente,
que poco saben de Judo
y poco o
nada han entrenado
o simplemente se
han politizado y
vendido a otros
intereses; porque es tan fácil,
como
tener árbitros que
sean árbitros y
sepan cómo funciona
esto; volver a permitir agarrar
las piernas para
tirar: KATA GURUMA,
MOROTE GARI, TAWARA
GAESHI, TE GURUMA,
SUKUI NAGE, KIBISU
GAESHI, KUCHIKI TAOSHI y
las que no
me se u
olvide y las
que no se cómo se
llaman y estoy
viendo ahora mismo.
KUMI KATA libre,
completamente libre. Me
modernizo y dejamos
las categorías por
peso y a
partir de ahí,
todos a hacer
Judo, quien mas
entrene y mejor
Judo tenga, más
posibilidades tendrá, de
derribar a su
oponente, en un
RANDORI o un
SHIAI en el
Dojo o en un combate
de campeonato. Ganaremos todos,
sabremos mucho más y reflotaremos
al pobre Judo
y sus metodologías y
beneficios, claro, igual,
no es el
objetivo perseguido. Cualquier día,
termino preso, por
decir estas cosas
y cada día,
estoy, más solo
y aislado; bueno,
para que les
quede claro: Yo tenía un
Dojo y Judo,
eso me sacaba
de las esquinas,
el aburrimiento y
pensar bobadas e
incluso hacerlas. Y
me proporcionaba una
serie de pautas,
valores, referencias y
ejemplos, que solo
me han beneficiado
y como no
nos tomemos el
trabajo de reflotarlos
y perpetuarlos, se perderán completamente, deslumbrados
por el fulgor,
efímero, del metal
y el altar
de las vanidades.
martes, 18 de febrero de 2014
Randorí con el Sensei.
Es genial, absolutamente
genial. Y tan
cierto. Randori con
el Sensei, era
un privilegio, eso
sin discusión y
era caer de
tantas maneras diferentes
que no terminabas
de saber, que
habia pasado, en que habías
fallado. Si tenias la
ocurrencia, de querer
pasar desapercibido y
evitar asi, que el Sensei
se acordara que existías; algo
que era imposible,
te llamaba y
se acababa la
farra, pasabas a
ser pájaro con pocas alas. Lo increíble era
cazarlos, lo indescriptible era,
verles la sonrisa
ancha, mientras se
levantaban y te
preguntabas qué demonios
habías echo. Se suponía
que
debías intentarlo pero
cuando lo conseguías,
después de años,
te preguntabas que seguía
y
la respuesta era
inmediata: caer otra
punta de años.
Hoy se, que
jugaban y cuando
caían, simplemente habías
echo todo bien,
me adivinaron un
mes antes que intentaría y
dejaron que les
proyectara, simplemente porque
querían premiarte, el esfuerzo continuado
y la evolución técnica. Cuando
hacías las cosas
mal, eran imposibles,
parecían seres de
otra madera, ni
siquiera traspiraban. Como
me rei, cuando
lo vi y
que recuerdos, me
trajo, era tal
cual.
domingo, 16 de febrero de 2014
Todo empieza...
El Judo es mi escasa cordura y claro, es toda mi locura. En tanto sistema de entrenamiento y educación física; vehículo eficaz para entrenar y ejercitar la mente; efectivo sistema de defensa personal; excelente marco de valores y referencias; poseedor de un altísimo componente humano y de una filosofía propia, condensada en principios claros y objetivos, también diáfanos; sin olvidar, una residual vertiente deportiva, por más que en la actualidad, haya sido encumbrada con paroxismo, a los niveles estelares que ocupa, en detrimento, de todo lo demás, mucho más importante, sin ninguna duda; y habiendo dedicado algo de tiempo a estudiarlo y aprenderlo, cosa que sigo haciendo sistemáticamente, y que me propongo seguir haciendo, muchos años; siento que tuve suerte, en la que no creo para nada, pero la tuve, en descubrir al Judo. Y no se termino ahí, siguió beneficiándome, al ser una época donde existían: SENSEIS, Profesores y Monitores de Judo, que sabían tanto Judo, como era esperable y exigible, con arreglo a sus respectivos niveles. En aquella época, se sostenía y asi se enseñaba, que alguien tenía que poder enseñar, trasmitir Judo hasta el grado que tuviera, como mínimo y si era más, muchísimo mejor. Para eso, se ahondaba, exhaustivamente, fijando los conocimientos; repitiendo miles de veces las técnicas, observando que se aprendían otras cuestiones y cortando de raíz, conductas inapropiadas o poco apropiadas, sin timidez. Los defectos inaceptables, se eliminaban, pero siempre se permitían las individualidades, una vez, dominada la base, tal y como, se pretendía que fuera perpetuada. Para algunos era fácil, avanzaban sin contratiempos, pero para otros no lo era en absoluto y requerían, ponerle más ganas, esfuerzo y tiempo, por su parte y por parte de quien le enseñara, también sus compañeros, debían colaborar más; porque en el Judo, el grupo es determinante, para la calidad de los Judokas que en ese Dojo, estudien y se formen. A nadie se le ocurría, exigirles menos, a quienes tenían dificultades y estos no emitían queja; las diferencias en las capacidades y habilidades, son una realidad contrastada, esconderlas o negarlas, no parece una muestra de inteligencia; les costaba más, pero si se esforzaban, llegaban. Toda una lección y una muestra clara de intenciones; nos hacían ver que puede no ser fácil ni parecerlo pero que dependerá, de que tanto, te esfuerces, del tiempo que le dediques, las ganas que le pongas y de lo importante que es, no aceptar, cortapisas por ser, menos dotado físicamente o tender tendencia a abandonar cuando es arduo el camino o porque te resulta difícil, algo en concreto. En Judo, era y debería seguir siéndolo, hacer siempre lo correcto y hacerlo, lo mejor que puedas y sepas, siempre. En un Dojo, sobre el tatami, no valen excusas y por lo tanto, tampoco fuera de él; porque no dejas, de ser Judoka, por salir de estos. Se espera y exigirá, exactamente la misma responsabilidad fuera que dentro y aumentara conforme, tu grado suba; los Kyus viven una suerte de veda, si bien se van seleccionando individuos que por sus condiciones y características, ameritan que se les cedan, responsabilidades y obligaciones. Al llegar a SHODAN, se acabo la fiesta, ya no se permiten desatinos, has llegado al principio, pero ya dominas, ciertas cosas que no deben usarse de mala manera, y ahora sos uno más haciendo observar a todos, el fiel cumplimiento de las reglas, por las que nos regimos y ser ejemplo, para los que vienen por detrás. Asimismo, si no lo eras de facto, ahora, pasaras a ser comodín para tu SENSEI quien contara contigo para ayudar a los compañeros a evolucionar y avanzar. Si, llegar a SHODAN, es el principio, leíste bien. Hoy se vive como un objetivo e incluso, hay quien tras obtenerlo, deja de entrenar, considera que ya esta, eso solo demuestra ignorancia. Cada clase, es una oportunidad de aprender o mejorar; cada compañero necesita ayuda, en algo; los mas jóvenes te observan, te tienen de referencia y tu SENSEI te estudia, buscando corroborar, si sus expectativas seguirán creciendo, porque vas alcanzando las anteriores y si, te marcas nuevos retos, si seguís buscando respuestas, si tenes mas paciencia con los adolescentes, si mantenes el excelente trato con los niños, si seguís trabajando sobre tus defectos; si sos cada clase, mejor persona, mejor Judoka. Tuve suerte, entonces y me gustaría que la tuvieran todos quienes se acercan a un tatami, sin saber cómo se llama y están en un Dojo que no saben lo que es, pero sienten curiosidad, quieren descubrir que es eso que algunos hacen vestidos raro y entonces, saludan y entran, un gesto que si se quedan, el tiempo suficiente, les cambiara como personas, a niveles profundos y de paso se convertirán en Judokas El Judo es mi escasa cordura y claro, es toda mi locura. Principio y fin, medio, herramienta e instrumento, lugar común, Filosofía, Belleza y Magia, inmensas; Arte Marcial muy efectivo, tanto que ni se le considera como tal; valores, educación, etiqueta, criterio, disciplina, fuerza espiritual y una sola certeza: tras la caída, te levantaras, dispuesto a no volver a caer, si pasa, te levantaras…
Todo empieza con un saludo… Muy adecuado, es Judo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)