miércoles, 26 de febrero de 2014

Cinturon de regalo.

Estoy contento, alegre y cuando lean porque, igual declaran, que mi locura, es certeza y estoy en algún lugar sin retorno. El asunto es que entreno en un Dojo, eso en sí mismo, es un salto adelante, fantástico; pero además, hay un Sensei y compañeros que saben mucho, bastante más que yo y hacen Judo, con naturalidad; haciendo parecer lo difícil, fácil. Me lleve un golpe doloroso, cerca de la rodilla y no quise parar, cambie de pareja, poniéndome con un compañero difícil que rápido, me hizo olvidar el dolor, tan ocupado me tenía, en intentar no limpiar todo el tatami, con mi espalda. Ante su efectividad y mi falta absoluta de la misma, fui probando, buscando sorprenderlo y en esas, caí aplastado. De una mirada supo que yo estaba bien y en mi siguiente ataque, se rio, mientras me estampaba, otra vez; ya sabía que seguiría asi, hasta conseguir, algo efectivo para usar contra él. En la ducha, la pierna me recordaba que me habia golpeado, estaba cansado, pero tampoco especialmente. Si sabes caer y llevas años, entrenando y mejorándolas, cuando te caen aplastándote, no deja de ser una caída más, decididamente dura, pero una caída más. La idea, es que no te duela nunca nada, pero es una actividad de contacto y algunas veces, te golpeas o golpeas a un compañero, mucho menos que en Futbol o Rugby, si vamos al caso; o haces algún movimiento de forma inadecuada y te lastimas. Un Dojo, un Sensei, Judokas y varios, con capacidad, de moverme la calavera a base de bien. Aprendiendo cosas nuevas y variaciones, reflotando viejos conocimientos, que hacía más de 15 años, que no escuchaba e iba dejando diluirse. Volviendo a caer sin solución de continuidad, disfrutando una barbaridad, una barbaridad. Entonces, la cartera me da un paquete, que ya no esperaba, me lo manda un amigo y sé lo que es, un cinturón, que me compro en Kodokan. Es precioso. Es precioso, por lo que representa, es precioso, por donde tiene su origen y es un verdadero tesoro, porque mi amigo: Dai, lo compro para regalármelo, por iniciativa propia, al recordar conversaciones, mediados los años 80. Siempre me escuchan decir o leen que, si tengo Judo, lo demás, se arreglara. Entrenar, es más, que buscar mejorar físicamente, o que conseguir tener unas técnicas demoledoras, imparables; es mucho más que ir a pasar el rato, es conseguir: tranquilidad, paz, armonía, trabajar la humildad, achicar el ego y desterrar la arrogancia. ¿Cómo no alegrarme? Y para redondear, llega el cinturón. Gracias Dai, te pasaste amigo.

lunes, 24 de febrero de 2014

Once escalones.


¿Qué  diferencia  a  un  hombre  de  más  de  40  años,  de  uno  de  19?  La  Educación  que  recibió  el  primero,  no  la  recibe  el  segundo  y  por  lo  tanto,  este,  no  es  educado,  simplemente,  porque  no  ha  sido,  educado.                                                                 En  la  actualidad,  experimentamos,  con  algunas  cosas,  que  la  verdad,  deberíamos  tener  muy  claras.  Y  pasamos  por  alto,  algunas,  nuevas,  que  deberíamos ,  tener  en  cuenta.  Claro,  deberíamos  tener,  que  hay  cosas,  que  llevan  trabajo,  enseñarlas  y  conseguir  que , sean  observadas  por  todos,  un  esfuerzo  mancomunado  de  la  sociedad  en  su  conjunto.  Y  agrego,  que  sin  presionar,  sin  exigir,  nada  se  consigue;  además  la  coercitividad  social,  debe  ser  fuerte  y  notoria.                          Por  otro  lado,  tenemos,  la  desintegración  total  de  la  familia,  dado  que  la  mujer  trabaja  fuera  de  casa  todo  el  día  y  en  casa,  cuando  llega,  ya  destrozada  y  poco  tiempo,  le  queda  para  educar,  a  sus  retoños  o  ninguno.  En  el  hogar,  ya  no  se educa,  simplemente  porque  quienes  hacían  eso,  las  mujeres,  ya  no  están  para  hacerlo,  algo  que  no  escucho  decir  ni  leo  por  ahí,  pero  si  aquello, de  que  se  debe  educar,  en  casa,  que  también.                      Lo  que  es  una  verdadera  vergüenza,  es  que  el  hombre  de  19  años,  mire  impávido,  como  un  matrimonio  de  ancianos,  lucha  con  un  carro  de  la  compra  y  enfrente,  subirlo  esos  11  escalones,  lo  más  parecido  a  una  escalada  mortal,  con  sus  más  de  70  años;  sin  temblarle  ni  una  pestaña,  para  él,  la  vejez,  esta  tan  lejos,  que  se  cree  inmortal.  Un  vecino  que  dejo  los  40  atrás,  se  ofrece,  sube  el  carro,  ayuda  a  la  anciana  y  apuñala  sin  piedad  al  hombre  joven  con  la  mirada  pero  se  abstiene  de  decirle  nada,  es  tarde  para  todo,  se  le  ha,  no  educado , desde  niño   y  ahora  no  hay  como,  cambiar  ese  nefasto  resultado.                                                                               Los  ancianos  bajan  al  supermercado,  cada  jueves,  cerca  de  las  17  y  vuelven,  una  hora  más  tarde,  como  se  encargo,  el  vecino  de  averiguar,  bombeándoles,  sistemáticamente.  Cada  jueves,  un  vecino  atento,  carga  el  carro  de  la  compra  y  ayuda  a  la  anciana  con  esos  escalones  y  lo  hace  por  ninguna  razón  o  por  muchas;  yo  creo  que  lo  hace  por  Educación,  por  empatía,  por  respeto  a  las  canas  y  la  edad,  a  una  vida  ya  vivida ,  por  darle  ejemplo  al  hombre  de  19  años  y  porque  puede,  quiere  y  se  anima.                                                                                           

La formula.


De  jovencito,  escuche  contar  que  en  otra  época,  se  hacían  Randoris,  con  uno  o  los  dos  Judokas  “cegados”,  se  les  vendaba  los  ojos  y  combatían    asi.  Después  de  mucho  caminar,  hice  mi  primer  Randori,  con  un  adversario  cegado  y  el  primero,  siendo  yo  quien  no  veía.  Una  experiencia,  siendo  ciego,  fantástica,  me  dejo  la  certeza,  de  que  deberé  hacerlo  más  veces,  el  enfoque  cambia  radicalmente  e  importan  más  tus  instintos,  las  sensaciones  y  lo  que  te  trasmiten  tus  antenas,  situadas  en  las  muñecas.                                                                      De  jovencito,  los  Senseis,  insistían  en  entrenar,  ir  a  entrenar,  aunque  estuviéramos  lesionados  si  esta,  la  lesión,  lo  permitía  e  incluso,  que  fuéramos  a  ver  la  clase,  si  la  lesión  era  importante  e  invalidaba, nuestra  capacidad  física,  para  participar,  activamente  de  la  clase.                                                                                            El  Sensei,  marca  un  trabajo, especifico  con  determinada  técnica,  generalmente,  poco  estudiada;  mi  compañero  tiene  un  hombro  muy  maltratado,  está  al  límite  de  no  poder  hacer  nada,  es  su  hombro  derecho  y  eso  descarta,  que  pueda  trabajar  por  ese  lado  y  me  voy  a  su  zurda  y  trabajare  también  de  zurda  que  a  estas  alturas,  no  me  significa  ninguna  dificultad;  pero  además,  para  no  afectar  su  zona  dolorida,  agarro  con  las  dos  manos  del  mismo  lado (Mi  mano  derecha  en  su  manga  izquierda  y  mi  mano  izquierda  en  su  solapa  a  la  altura  de  su  clavícula  derecha  o  más  cerca  de  su  cuello)  y  empiezo  a  intentar,  el  movimiento,  como  lo  ha  pedido  el  Sensei.  Los  primeros  me  salen  muy  descoordinados,  un  ajuste  del  agarre,  una  corrección  de  la  posición  de  la  cadera,  por  parte  de  mi  compañero  y  empiezo  a  conseguir  algo  decente,  sorprendente  si  consideramos,  que  a  esas  alturas  no  llevo  ni  siquiera  20  intentos.                                                 A  los  15  minutos,  ya  considero  introducirla,  con  esa  variante,  en  mi  arsenal  e  ir  trabajándola  y  puliéndola, para  mejorarla.  Con  ese  agarre,  por ese  lado,  no  contaba  con  ninguna  técnica. Si  mi  Uke,  mi  compañero  lesionado,  no  hubiese  ido,  yo  no  habría  probado  esa  variante  especifica  a  la  que  llegue  por  esa  circunstancia  excepcional.                                                                                         Dos  ejemplos,  dos  pinceladas  de  cuanto  sabían,  saben  y/o  deberían  saber,  los  Senseis.  Siempre  me  pregunte  y  sigo  haciéndolo,  como  consiguieron  ellos,  adquirir  esos  conocimientos  y  otros  tantos;  supongo  que  entrenando  mucho,  bajo  la  tutela  de  Senseis  que  también  habían , estudiado,  muchos  años  Judo.  No  existe  ni  hay  otra  fórmula: Sensei + Dojo + Alumnos + Años  =  Judo.                                    

sábado, 22 de febrero de 2014

Mecanismos.

¿Qué pasa cuando nada funciona y todo se desmorona? En esa situación, es cuando afloraran todos los mecanismos, que hayas, estado trabajando y puliendo y que traías desde la cuna o aprendiste de bien chiquito; mas los que hayas ido sumando, consciente o inconscientemente, a lo largo de los años. Si estas acostumbrado a fajarte con los desafíos que la Vida te propone, cuando las cartas salen muy mal y la mano no sirve, ni para quemarla, entonces solo actuaras, reaccionaras, conforme sea, a esas alturas, tu naturaleza. Está claro que no somos todos iguales, ni reaccionamos igual, ante la misma dificultad y que ni siquiera tenemos, vividas, las mismas experiencias. Lo que para mí es evidente y natural, puede no serlo para otros, y no lo es. Cuando todo se desmorono y yo no funcionaba; lo que me saco, adelante, fue la convicción, profundamente arraigada, aun en la niebla farmacológica, en la que alentaba; de que dependería de mi y solamente de mi, cambiar esa situación. Ser obediente, seguir las indicaciones, tomar la medicación, hacerme cargo y aceptar que era Bipolar, que mi vida acababa de cambiar, poco o mucho y puede que demasiado, pero habia cambiado; lo hice en días, a la velocidad de la luz. Corte camino, a pesar del miedo, las dudas, la rabia, la incertidumbre y los interrogantes. Dependía de mí y sigue dependiendo. Contaba y cuento, con una herramienta poderosa, sublime, esquiva y difícil de definir; tan simple como una gotita de agua y tan compleja como un océano. Incluso la Psiquiatra, que al principio me hablaba hastiada, queriéndome convencerme de que me disfrazara de pato, que era lo adecuado, me sería fácil, oponiéndose a mi elección y argumentándola (Tenía razón, no fue fácil) acepta hoy, que le gustaría que todos sus pacientes, tuvieran esa herramienta y pudieran valerse de ella, para mejorar. En un Dojo, mi nueva casa, desde sendos cuadros, los fundadores del Judo y del Aikido, nos observan, me observan y cada vez que les saludo, siento agradecimiento. Profundo agradecimiento y a los hombres, mis Senseis, que me enseñaron que no hay enemigo demasiado grande ni fuerte, si entrenaste duro, con honestidad, llegado el momento, lo descubrirás. La familia también es puntal, soporte, red de contención; Luna es el Sol, domesticado y metido en casa, desde sus 8 años, de una mirada, al pasar, me saca perfectamente el estado de ánimo, no erra la bandida. Mari hace lo que puede, le toco un crudo de los bravos, resabiado, mordedor y pateador. Los amigos y amigas. Mi riqueza, desde siempre, he perdido, algunos, últimamente; desempeñan un papel vital en mi vida, son la familia que elegí o que me eligió, libremente. La memoria no me funciona bien, los meses exactos, que llevo sin crisis, no los sé, andan por los 25 y no son una victoria, es solo presentar batalla; ir aprendiendo de mi y del adversario. Descubrir donde soy fuerte y cuales mis flaquezas y descubrir asimismo, donde le duele más, que le ataque. No por ser un combate que no puedo ganar, dejare de intentarlo, buscare que sea una victoria clara o en última instancia, un empate; lo que no contemplo de ninguna manera, es la derrota. Gracias a todos, incluso, quienes no son familia ni amigos, pero intervienen en mi vida o han intervenido puntualmente; yo puse el 1000 % de mi, pero, sin ayuda, no habría conseguido, estos 25 meses. La idea de este post nace hablando con Fran que me dijo que me veía muy bien y me pregunto porque entrenaba tanto, sin ninguna necesidad y le respondí, que por las dudas, por si era necesario, alguna otra vez; recurrir a todo lo que el Judo me enseño y enseña. Por si necesito, perder con honor, llegado el caso, sabiendo que no deje nada, puse todo en la parrilla.

jueves, 20 de febrero de 2014

Altar de las vanidades.


Los  genios  que  nos  gobiernan,  FIJ,  puntualizo,  para  que  nadie  que  no  debe  darse  por  aludido,  se  dé;  vuelven  a  cambiar  el  reglamento  que  rige  la  competición  en  el  Judo.  No  voy  a  marear  a  nadie  que  no  esté  empapado  en  el  asunto,  que  al  final  no  es  tan  farragoso,  pero  que  tiene  sus  vericuetos.  Voy  a  enfocarme  en  un  aspecto,  solamente  y  es  en  el  referido  a  como,  queramos  o  no,  las  prohibiciones  y  las  reglas,  inciden  directamente  en  la  calidad  del  Judo,  que  se  hace  en  el  Dojo.  Y  me  explico.   Si,  empujando  a  mi  rival,  lo  saco  de  lo  que  consideramos  zona  de  combate  y  consigo  que  le  pongan  una  sanción  y  repitiéndolo,  puedo  hasta  ganar  el  combate,  si  lo  repito  varias,  veces,  exitosamente;  ¿para  qué  demonios,  voy  a  entrenar,  esforzarme  y  traspirar,  buscando  pulir  mis  técnicas,  para  valiéndome  de  ellas,  ganar  por  Ippon?(Puntuación  máxima,  victoria  directa.)  ¿Qué  sentido  tiene?  Ninguno. Todos  sabemos  empujar  y  con  poca  cosa,  somos  capaces  de  sacar  al  otro  afuera,  pero  no  todos,  somos  capaces  de  conseguir  Ippones.  Ni  siquiera,  tras  muchos  años,  trabajando,  duramente. Quienes  compiten  y  sufren  estas  tácticas,  se  dan  cuenta  muy  rápido,  de  que  empujar,  si  bien  tiene  riesgos,  da  réditos  y  es  más  fácil,  especializarse  en  hacerlo,  que  desarrollar  una  técnica,  como  mínimo,  con  la  cual  ser  efectivo. Hacerles  entender,  que  deben  seguir  esforzándose,  en  conseguir  dominar  varias  técnicas  y  poder  valerse  de  ellas,  con  efectividad.                                                                                   Los  que  ya  casi  nunca  competimos  o  lo  hacemos  una  vez  cada  10  años,  estacionamos  en  un  rincón  todas  las  técnicas  que  últimamente,  han  prohibido  estos  genios  y  no  las  hacemos,  para  no  enredar  mas  la  madeja  de  los  jóvenes  que  si,  suelen,  competir  a  cada  rato  y  les  cuesta,  evitar  usar  lo  que  está  prohibido,  si  lo  entrenan  y  usan  en  el  Dojo. Y  asi,  el  Judo  pierde  calidad  y  efectividad.  Y  no  he  tocado  para  nada,  el  tema  de  la  Defensa  Personal,  donde  también  hay  un  retroceso  importante  y  una  perdida  radical  de  efectividad,  toda  vez  que  ahora  es  fundamental,  la  paridad  en  el  peso,  hemos  olvidado,  que  eso  no  es,  para  nada,  determinante  y  quienes  se  acercan  al  Judo  en  la  actualidad,  ni  en  clase  se  plantean,  buscar  un  compañero,  que  pese:  20  o  30  kilos  más. Nos  dicen  que  todos,  son  cambios,  para  mejorar  el  nivel  del  Judo;  para  ver  más  técnicas,  ejecutadas,  cuasi  perfectamente  y  menos  combates  trabados;  conseguir  hacerlo  más  vistoso  y  entretenido  para  el  público.  Pero  la  verdad,  yo  no  veo  por  ningún  lado,  esa  pretendida  mejora,  aunque  si  veo,  como  el  arbitraje  cae  en picado  y  los  susodichos  genios,  no  hacen  absolutamente  nada,  al  respecto  y  las  dudas  aumentan,  con  cada  cambio  introducido,  en  el  reglamento.  Creo  sinceramente,  que  poco  saben  de  Judo  y  poco  o  nada  han  entrenado  o  simplemente  se  han  politizado  y  vendido  a  otros  intereses;  porque es  tan  fácil,  como  tener  árbitros  que  sean  árbitros  y  sepan  cómo  funciona  esto;  volver  a  permitir  agarrar  las  piernas  para  tirar:  KATA  GURUMA,  MOROTE  GARI,  TAWARA  GAESHI,  TE  GURUMA,  SUKUI  NAGE,  KIBISU  GAESHI, KUCHIKI  TAOSHI  y  las  que  no  me  se  u  olvide  y  las  que  no  se  cómo  se  llaman  y  estoy  viendo  ahora  mismo.  KUMI  KATA  libre,  completamente  libre.  Me  modernizo  y  dejamos  las  categorías  por  peso  y  a  partir  de  ahí,  todos  a  hacer  Judo,  quien  mas  entrene  y  mejor  Judo  tenga,  más  posibilidades  tendrá,  de  derribar  a  su  oponente,  en  un  RANDORI  o  un  SHIAI  en  el  Dojo  o  en  un  combate  de  campeonato. Ganaremos  todos,  sabremos  mucho  más  y  reflotaremos  al  pobre  Judo  y  sus  metodologías  y  beneficios,  claro,  igual,  no  es  el  objetivo  perseguido.                              Cualquier  día,  termino  preso,  por  decir  estas  cosas  y  cada  día,  estoy,  más  solo  y  aislado;  bueno,  para  que  les  quede  claro:  Yo  tenía  un  Dojo  y  Judo,  eso  me  sacaba  de  las  esquinas,  el  aburrimiento  y  pensar  bobadas  e  incluso  hacerlas.  Y  me  proporcionaba  una  serie  de  pautas,  valores,  referencias  y  ejemplos,  que  solo  me  han  beneficiado  y  como  no  nos  tomemos  el  trabajo  de  reflotarlos  y  perpetuarlos,  se  perderán  completamente,  deslumbrados  por  el  fulgor,  efímero,  del  metal  y  el  altar  de  las  vanidades.

martes, 18 de febrero de 2014

Randorí con el Sensei.


Es  genial,  absolutamente  genial.  Y  tan  cierto.  Randori  con  el  Sensei,  era  un  privilegio,  eso  sin  discusión  y  era  caer  de  tantas  maneras  diferentes  que  no  terminabas  de  saber,  que  habia  pasado,  en  que  habías  fallado. Si  tenias  la  ocurrencia,  de  querer  pasar  desapercibido  y  evitar  asi,  que  el  Sensei  se  acordara  que  existías;  algo  que  era  imposible,  te  llamaba  y  se  acababa  la  farra,  pasabas  a  ser  pájaro  con  pocas  alas.                                                           Lo  increíble  era  cazarlos,  lo  indescriptible  era,  verles  la  sonrisa  ancha,  mientras  se  levantaban  y  te  preguntabas  qué  demonios  habías  echo.  Se  suponía  que  debías  intentarlo  pero  cuando  lo  conseguías,  después  de  años,  te  preguntabas  que  seguía  y  la  respuesta  era  inmediata:  caer  otra  punta  de  años.                                                                                                                              Hoy  se,  que  jugaban  y  cuando  caían,  simplemente  habías  echo  todo  bien,  me  adivinaron  un  mes  antes  que  intentaría  y  dejaron  que  les  proyectara,  simplemente  porque  querían  premiarte,  el  esfuerzo  continuado  y  la  evolución  técnica.   Cuando  hacías  las  cosas  mal,  eran  imposibles,  parecían  seres  de  otra  madera,  ni  siquiera  traspiraban.  Como  me  rei,  cuando  lo  vi  y  que  recuerdos,  me  trajo,  era  tal  cual.

domingo, 16 de febrero de 2014

Todo empieza...

El Judo es mi escasa cordura y claro, es toda mi locura. En tanto sistema de entrenamiento y educación física; vehículo eficaz para entrenar y ejercitar la mente; efectivo sistema de defensa personal; excelente marco de valores y referencias; poseedor de un altísimo componente humano y de una filosofía propia, condensada en principios claros y objetivos, también diáfanos; sin olvidar, una residual vertiente deportiva, por más que en la actualidad, haya sido encumbrada con paroxismo, a los niveles estelares que ocupa, en detrimento, de todo lo demás, mucho más importante, sin ninguna duda; y habiendo dedicado algo de tiempo a estudiarlo y aprenderlo, cosa que sigo haciendo sistemáticamente, y que me propongo seguir haciendo, muchos años; siento que tuve suerte, en la que no creo para nada, pero la tuve, en descubrir al Judo. Y no se termino ahí, siguió beneficiándome, al ser una época donde existían: SENSEIS, Profesores y Monitores de Judo, que sabían tanto Judo, como era esperable y exigible, con arreglo a sus respectivos niveles. En aquella época, se sostenía y asi se enseñaba, que alguien tenía que poder enseñar, trasmitir Judo hasta el grado que tuviera, como mínimo y si era más, muchísimo mejor. Para eso, se ahondaba, exhaustivamente, fijando los conocimientos; repitiendo miles de veces las técnicas, observando que se aprendían otras cuestiones y cortando de raíz, conductas inapropiadas o poco apropiadas, sin timidez. Los defectos inaceptables, se eliminaban, pero siempre se permitían las individualidades, una vez, dominada la base, tal y como, se pretendía que fuera perpetuada. Para algunos era fácil, avanzaban sin contratiempos, pero para otros no lo era en absoluto y requerían, ponerle más ganas, esfuerzo y tiempo, por su parte y por parte de quien le enseñara, también sus compañeros, debían colaborar más; porque en el Judo, el grupo es determinante, para la calidad de los Judokas que en ese Dojo, estudien y se formen. A nadie se le ocurría, exigirles menos, a quienes tenían dificultades y estos no emitían queja; las diferencias en las capacidades y habilidades, son una realidad contrastada, esconderlas o negarlas, no parece una muestra de inteligencia; les costaba más, pero si se esforzaban, llegaban. Toda una lección y una muestra clara de intenciones; nos hacían ver que puede no ser fácil ni parecerlo pero que dependerá, de que tanto, te esfuerces, del tiempo que le dediques, las ganas que le pongas y de lo importante que es, no aceptar, cortapisas por ser, menos dotado físicamente o tender tendencia a abandonar cuando es arduo el camino o porque te resulta difícil, algo en concreto. En Judo, era y debería seguir siéndolo, hacer siempre lo correcto y hacerlo, lo mejor que puedas y sepas, siempre. En un Dojo, sobre el tatami, no valen excusas y por lo tanto, tampoco fuera de él; porque no dejas, de ser Judoka, por salir de estos. Se espera y exigirá, exactamente la misma responsabilidad fuera que dentro y aumentara conforme, tu grado suba; los Kyus viven una suerte de veda, si bien se van seleccionando individuos que por sus condiciones y características, ameritan que se les cedan, responsabilidades y obligaciones. Al llegar a SHODAN, se acabo la fiesta, ya no se permiten desatinos, has llegado al principio, pero ya dominas, ciertas cosas que no deben usarse de mala manera, y ahora sos uno más haciendo observar a todos, el fiel cumplimiento de las reglas, por las que nos regimos y ser ejemplo, para los que vienen por detrás. Asimismo, si no lo eras de facto, ahora, pasaras a ser comodín para tu SENSEI quien contara contigo para ayudar a los compañeros a evolucionar y avanzar. Si, llegar a SHODAN, es el principio, leíste bien. Hoy se vive como un objetivo e incluso, hay quien tras obtenerlo, deja de entrenar, considera que ya esta, eso solo demuestra ignorancia. Cada clase, es una oportunidad de aprender o mejorar; cada compañero necesita ayuda, en algo; los mas jóvenes te observan, te tienen de referencia y tu SENSEI te estudia, buscando corroborar, si sus expectativas seguirán creciendo, porque vas alcanzando las anteriores y si, te marcas nuevos retos, si seguís buscando respuestas, si tenes mas paciencia con los adolescentes, si mantenes el excelente trato con los niños, si seguís trabajando sobre tus defectos; si sos cada clase, mejor persona, mejor Judoka. Tuve suerte, entonces y me gustaría que la tuvieran todos quienes se acercan a un tatami, sin saber cómo se llama y están en un Dojo que no saben lo que es, pero sienten curiosidad, quieren descubrir que es eso que algunos hacen vestidos raro y entonces, saludan y entran, un gesto que si se quedan, el tiempo suficiente, les cambiara como personas, a niveles profundos y de paso se convertirán en Judokas El Judo es mi escasa cordura y claro, es toda mi locura. Principio y fin, medio, herramienta e instrumento, lugar común, Filosofía, Belleza y Magia, inmensas; Arte Marcial muy efectivo, tanto que ni se le considera como tal; valores, educación, etiqueta, criterio, disciplina, fuerza espiritual y una sola certeza: tras la caída, te levantaras, dispuesto a no volver a caer, si pasa, te levantaras… Todo empieza con un saludo… Muy adecuado, es Judo.